El FMI advierte sobre los posibles efectos negativos de la pandemia en la banca.
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Por lo pronto ya ha generado desempleo: en el segundo trimestre de 2020 la tasa de paro era 15,3% (1,3 puntos superior al segundo trimestre del año anterior). No obstante, el aumento de los ERTE y otras formas de reducción salarial implica que el aumento de la tasa de paro subestima el impacto real del covid-19 sobre los ingresos de los hogares.
Esto supone que aumenta el riesgo de que los hogares no puedan devolver los créditos a los bancos. Por su parte, las empresas sufren por la disminución del consumo y podrían no generar suficientes ingresos para cumplir con sus obligaciones crediticias.
Esta argumentación asume una visión benevolente de la gestión bancaria y asume que los bancos utilizaron los tipos de interés bajos del Banco Central Europeo para dar crédito a empresas y hogares con perspectivas económicas viables.
No obstante, si realizaron operaciones parecidas a las del boom inmobiliario de finales de los 2000, el riesgo para el sistema financiero español es aún mayor.
Para terminar, como dice el eslogan optimista, todo irá bien. Si la historia nos sirve de guía podemos ver que, tarde o temprano, las economías siempre han recuperado los niveles precrisis. No obstante, la parte que falta de la frase es el cuándo.
Sabemos que la duración de las crisis no es fruto de la casualidad, sino que los gobiernos y los bancos centrales influyen en ella con sus decisiones. Las lecciones de la crisis financiera de 2008 y la primera ola del covid-19 deberían ser suficientes para que esta vez la recuperación llegue antes y sea compartida por todos los agentes de la economía.
Sergi Basco, Profesor Agregado de Economia, Universitat de Barcelona
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