De la mano de Leonel Messi, Argentina tiene como saldar su deuda con el mundo del fútbol, a Qatar 2022 ha llegado un gran equipo conformado por quizás los más talentosos jugadores de la Argentina en los últimos 20 años y un técnico que ha sabido encontrarse con la esencia del futbol de tantos reconocimientos y seguidores en el mundo.
Cesar Luis Menotti en Argentina 78 y Carlos Salvador Bilardo en México 86, dos escuelas, dos estilos, dos campeonatos /LP7D/
En 1978 jugando de local con un equipo de grandes estrellas alcanzo el primer título mundial que pese a la euforia que produjo fue opacado por la infame «negociación obligada» de los militares argentinos que subidos en el gobierno usaron el mundial de futbol tratando de ocultar su escenario de terror; un oscuro y macabro escenario de desapariciones y muertes.
La selección Argentina dirigida por Cesar Menotti, un equipo de ensueño, melenudos jugadores de pantaloneta corta y gran despliegue técnico celebraron con fuerte debilidad, mientras alzaban la copa en Buenos Aires miles de sus compatriotas clamaban justicia en frías mazmorras en un grito silenciado, una desesperada esperanza. “Duele saber que fuimos un elemento de distracción “diría el 10 del seleccionado, Oswaldo Ardiles. La vergüenza de alzar un trofeo untado de delito.
En México 1986 una nueva y aplicada selección con la magia de Diego Maradona, un fuera de serie, el mejor de toda la historia del futbol gaucho. Un equipo dotado de una gran dinámica de juego, estructurado por un técnico estudiado y de gran desempeño profesional dentro y fuera de las canchas; Carlos Bilardo. Entonces ya en semifinal de nuevo la huella de un trofeo “sucio”; con la mano, Maradona anota para el triunfo frente a Inglaterra, el mundo se doblegó a los pies del 10 argentino, su actuación fue tan grande como la mano que inmortalizo, pero de nuevo un trofeo manchado por el infortunio. Muchos creyeron hasta hoy que Argentina no debió ser el campeón.
Ahora Qatar en una inocultable realidad, Argentina llega como favorita y juega bien, tiene como vencer y dejar atrás esa nefasta huella de dos títulos en entredicho. Falta poco y mucho, en medio de los resultados favorables y la feria de vanidades mediáticas, la inigualable asistencia de seguidores en Qatar. «Esto es una pasión no es una guerra» diría el técnico español Luis enrique en referencia al desbordado ambiente provocado por los seguidores argentinos, el equipo que dirigen los leoneles, Escaloni y Messi.
Argentina ahora sólo debe ser campeón, no es fácil, nada es fácil en Qatar, ganar el campeonato será también una manera de pedir perdón por esas dos anteriores copas, sólo ello refrendará el control y la fuerza para alcanzar un gesto liberador.