Estamos en los previos de la tercera fase de la operación rusa, en la que se espera una gran contraofensiva en las áreas más estratégicas, y esto se va a desarrollar a partir de diciembre. Ha pasado una cosa desgraciada y, a mi modo de ver, un error garrafal estratégico político-militar
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que ha sido convertir la situación de Ucrania en una guerra entre Rusia y la OTAN. Hace poco, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que Ucrania no podía ser derrotada porque sería una derrota de la OTAN, de manera que, planteado el conflicto en esos términos, lo único que queda en el panorama es la guerra. Así que estamos en los previos de esta fase que será muy relevante. Anteayer leí las declaraciones de un alto general ruso en las que expresaba que la operación en Ucrania no iba a terminar ni en febrero ni en primavera, sino que era una operación a largo plazo en la que Rusia alcanzaría todos sus objetivos. Vamos hablando ya de un panorama de guerra general abierta, por lo pronto circunscrita a Ucrania, pero donde se van a medir las fuerzas de Rusia con las fuerzas de la OTAN y -como dicen en Estados Unidos (EEUU)- hasta el último soldado ucraniano, porque no van a llegar franceses ni estadounidenses ni alemanes a morir ahí, van a morir sobre todo ucranianos. Porque, además, datos confirmados desde EEUU, se da por hecho que las bajas en Ucrania son terribles. Un excoronel, y también el New York Times, han asegurado que hay más de 100.000 muertos y teniendo en cuenta que por cada muerto en combate hay de 5 a 7 heridos, estamos hablando de casi un millón de bajas ucranianas. La relación de bajas en algunos casos ha llegado a ser de 10 ucranianas por una rusa. Todo lo cual plantea para Ucrania una catástrofe humanitaria demencial, y todo esto por la política de la OTAN. Porque hay que olvidarse de Zelenski, hay que olvidarse del gobierno de Ucrania; porque allí quien está mandando son los generales estadounidenses.
Pero el general Milley, jefe de las fuerzas armadas de EEUU, el más alto jerarca militar, pidió abrir espacio a la negociación, y recibió una serie de críticas de la extrema derecha militarista. Pero este hombre habla con conocimiento de causa y él sabe de los riesgos que hay en Ucrania y yo creo que él es consciente de que es imposible derrotar a Rusia.
La Rusofobia que EE.UU. adelantó en Europa para así romper el nexo y arrodillarla a sus voluntades han dejado a Europa hecha lo que yo llamo el gallinero, pues se ha convertido en un grupo de países sin cerebro, sin pensamiento, sin autonomía, como el que puede haber en cualquier fábrica industrial de pollos, sin opinión, y donde la izquierda se ha suicidado, con unas políticas de silencio, cuando no de abierta complicidad con la OTAN. Y eso ha generado una gran paradoja, porque estas cosas eran las que pasaban antes en EEUU, donde nadie ponía en duda las políticas del gobierno, todos aplaudían las intervenciones en Vietnam, etc. Pero ahora en EEUU hay un enorme debate, y no hablo de debate entre demócratas y republicanos, sino entre sectores demócratas, y amplios sectores republicanos, que consideran que la política de Biden en Ucrania es absolutamente lesiva a los intereses de EEUU, no pensando en términos progresistas ni nada, sino en el sentido de que a Washington no se le ha perdido nada en los países bálticos, ni nada en Polonia y que la seguridad de EEUU no puede ser puesta en peligro para defender a unos países absolutamente irrelevantes.