¿Acaso eso no es lo que tiene que hacer un reportero? Sí, no es una opción, es su obligación, preguntar y contrapreguntar. Para ello debe prepararse, leer, investigar y aprender a formular los interrogantes
LUIS FERNANDO DE SAN MARTIN RUEDA VIVAS
Alguna vez, en una clase de periodismo, pregunté cuál era la herramienta más valiosa que un reportero debía tener siempre a la mano. Unos dijeron que la libreta de apuntes, otros se inclinaron por la grabadora y hubo quien se apuró a contestar que un lapicero, pero a ninguno se le ocurrió responder que la pregunta es el arma más poderosa que un periodista tiene que ‘aceitar’ todos los días de su vida.
Quien no levanta la mano para cuestionar, quien se limita a poner un micrófono para reproducir una declaración o se conforma con simplemente escuchar lo que su interlocutor quiere decir, está condenado a servir de amplificador de los comunicados, las versiones oficiales y las verdades acomodadas.
En medio de la convulsionada semana que acabamos de sobrevivir, no solo por el ritmo de contagios, UCI congestionadas y muertes a causa del covid-19, sino por la noticia de la medida de aseguramiento de prisión domiciliaria dictada por la Corte Suprema de Justicia al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, apareció la figura del presidente de la república, Iván Duque Márquez, defendiendo a su mentor y sentando su posición como ciudadano sobre la aplicación de justicia en Colombia.
Una periodista, Vanessa de la Torre, le preguntó en una entrevista al mandatario si él no creía que se estaba extralimitando en sus opiniones sobre el caso, poniendo un manto de duda sobre la institucionalidad, y medio país salió a aplaudir a la también presentadora por haberle formulado de manera vehemente, frente a las cámaras de televisión, esa inquietud.
¿Acaso eso no es lo que tiene que hacer un reportero? Sí, no es una opción, es su obligación, preguntar y contrapreguntar. Para ello debe prepararse, leer, investigar y aprender a formular los interrogantes que le permitan llevar al entrevistado ‘a las tablas’, cuestionar con argumentos y saber el momento indicado para ‘ponerle’ las banderillas. En otras palabras, saber preguntar.
En Colombia necesitamos más preguntas incómodas como las de Vanessa y menos trabajo acomodado desde el escritorio, esperando que lleguen las respuestas por el WhatsApp. Así se muere, de a poco, el periodismo.