El panorama tras los resultados deja una clara fracturación política en tres polos en el que la izquierda unida en el Nuevo Frente Popular sacó ligera ventaja por delante del campo presidencial (Macron) y de la extrema derecha (Le Pent) Sin mayoría absoluta en la Asamblea, los partidos consideran alianzas para formar un gobierno

Las elecciones siempre opacan los temas más candentes de nuestro tiempo, la única obsesión de los políticos sigue siendo la elección presidencial que promueve coaliciones y compromisos. Es un sistema presidencial alimentado por tradiciones culturales limitadas al país, pero insuficiente para la Europa que muere.
La derecha no avanzó como se supuso ocho días antes y la izquierda reaccionó para incrustarse primero, el gran perdedor sigue siendo Macron, que ha evitado la renuncia de su primer ministro durante los juegos olímpicos y así garantizar su desarrollo. Pero será remplazado.
Cómo en cada resultado electoral se justifican las sorpresas, los abrazos, la celebración, las lágrimas de alegría y la preocupaciónes de quienes denuncian como Macron ha sumido al país en el caos.
Si bien el gobierno logró liberarse de la derecha, la izquierda aunada en el Nuevo Frente Popular está jubilosa y muestra sus ambiciones gubernamentales porque alcanzó su derecho.
Marine Le Pen y Jordan Bardella presagiaron una victoria que ocho días antes se pronunció espectacular e histórica, Pero se tornó claro que el día de la derecha aún no llega y un alivió llegó a grande sectores de Europa.
Pero lo relevante al mundo es la incertidumbre que se avecina en la conformación del nuevo gobierno y si la fragilidad de la izquierda logrará mantenerse. El futuro luce estancado sin mayorías en el Parlamento que podrá durar meses en medio de graves problemas que no dan espera como la inflación y la inmigración.
Macron seguirá con la estocada de muerte adentro, se resignará a su debilidad temprana o quizás prefiera dimitir. Su gobierno ha perdido un número significativo de escaños de diputados.
La reclamación política de la izquierda ha incluido aumento salarial hasta 1.600 euros el mínimo, restablecimiento de la jubilación a los 60 años, tarifas estáticas en bienes claves incluidos alimentos y energía, restablecimiento de impuesto a la riqueza ISF, que Macron abolió en 2018, evitar la fuga e capitales con reforzamiento del “impuesto de salida”, intervención para el crecimiento de los servicios en educación y salud y Garantizar que Francia sea carbono neutral para 2050 y comenzar de inmediato a invertir en más proyectos de energía verde para dejar la energía nuclear.
El NFP antes logró poner en consideración y aún con disputas el derecho a la huelga, la negociación colectiva, la eliminación de obstáculos a la representación sindical, semana laboral de 40 horas, 12 días de vacaciones anuales pagadas para los trabajadores y aumentos salariales para los trabajadores
Este martes llegará el primer intento de formar gobierno.