Sin un horizonte definido con una alta incredulidad en sus jefes y serios problemas internos, los socios de la UE apenas si pueden sostenerse / Europa se muere en sus problemas tratando de solucionar los ajenos, una imposición que le arrastra sin compasión y sin freno a tanta anarquía y sometimiento / medios occidentales desenmascaran la propaganda que ocultó verdades tras un lenguaje de sanciones y amenazas.
Los europeos se han acostumbrado al hecho de que desde hace más de dos años se libre una guerra criminal completamente arbitraria. Una guerra que se montó en un escenario propicio, sin resistencia a una obra que hace años estaba escribiendo su propio guion y en los que la sociedad con Rusia constituyó una trama para los planes de la Europa rica y culturalmente apetecible y apacible.
Un extraño clima de guerra se cocinaba años atrás por parte de EE.UU. que seguido a los destrozos causados en los Balcanes dirigía sus baterías de desestabilización a Ucrania y ponía sus ojos en el poderoso mercado del gas. Adueñarse del negocio le ha costado tiempo y dinero, las victimas las han puesto Ucrania y Europa, EE.UU. es ahora el mayor proveedor de gas en Europa, hace 10 años no figuraba en la lista.
Alemania el otrora poderoso ha destrozado su economía, tras el suicidio al abandonar su liderazgo energético, con crecimiento nulo y sin credibilidad no se atreve a dar un golpe contunden de apoyo a Ucrania y quizás por sensatez de su premier Olaf Scholtz sigue evitando que muchos países aun dependientes del gas ruso paguen la soberbia de su canciller Anna Lena Baerbock. Aún es un misterio haber abandonado a Rusia por EE.UU.
Francia intentando manipular los reportes de las agencias de calificación crediticia, evitar la quema de su presidente Enmanuel Macron que en un estado catatónico y con bélico discurso utiliza la guerra para pretender salvar a su país de la quema; esconder la crisis económica tras una economía de guerra va a empobrecer a futuras generaciones que desde ya tienen dificultades de sostenimiento en servicios públicos. Además, Macron abrió una brecha que la política de derecha aprovecha para meter zozobra.
El descredito de España no puede ser mayor, la actuación vacilante de Pedro Sánchez, obligado por la OTAN a enviar armas a Kiev, ha destrozado el producto interno bruto, sus posiciones a favor de un Estado Palestino y cuestionamientos empresariales por actuaciones irregulares en el sector agrícola lo ponen fuera de circulación.
Europa se desnuda antes los medios de occidente que por años han sostenido un discurso propagandista de las elites y sociedades bélicas que les subvencionan. Ahora reculan cuando el mundo se entera que son los mismos los que reclaman sanciones y los provocadores de actos de violencia y desestabilización.