ERNESTO CABRERA TEJADA
El odio generado por el populismo permea la democracia de Estados Unidos y será una permanente amenaza al sistema político
El Capitolio es un lugar sagrado, millones de estadounidenses se enorgullecen a su paso diario.
Todo es encantador, su arquitectura, su arte su color, pero allí de manera intrínseca están los más grande valores de la sociedad americana.
La descomunal cúpula refrenda el poder de su sistema de gobierno soportado en bastiones de dignidad e imperturbabilidad institucional.
La noche anterior una turba enloquecida y sin cubrir sus rostros, irrumpió en su seno, azuzados por las descripciones de su propio presidente Donal Trump, lo violaron todo en una loca carrera programada incluso desde su llegada al poder 4 años atrás. Parece tan natural el desprecio de tantas personas por su sistema político
El mundo permanece atento, un abismo se abrió al sistema de mayor audacia y reconocimiento social y económico, pero cuando el odio se enquista en las debilidades del ser humano, todo va a pasar sin importar su antigüedad.
Ceso la horrible noche y hoy el congreso ha tranquilizado capeando el ataque que desnudo la flaqueza de su seguridad, certifica al presidente Biden y Trump ofrece una transición tranquila, el susto fue grande, todos los vivimos, ahora estamos más tranquilos se ha restablecido el orden.
El Congreso de manera impecable establece sus mayorías. Trump ha perdido, pero también se lleva la penosa circunstancia de haber violado la constitución y las instituciones. Todas estamos ahora a la espera de que Joe Biden, traerá la normalidad política, recuperará la dignidad, y escuchará las voluntades del mundo en un tono más civilizado.
Sectores de derecha aunados a medios de comunicación de manera permanente han golpeado lo que consideran funciona mal en el país. Siempre surgen historias de apuestas oscuras que actúan en contra del país y del sistema, primero los negros, luego la guerra, bancos, después las finanzas y ahora las elecciones robadas. Todo provoca ira.
Trump alimento esa ira, incitó al odio por lo establecido, y a las instituciones que lo contradecían. Esta política culminó ahora de manera muy previsible en el asalto al Congreso.
Trump pronto dejará la Casa Blanca, la dejará en desgracia, pero la dejará, Pese a ello el odio permanecerá. Vendrán nuevos cínicos en la política y los medios que atizarán con mentiras, surgirán historias de conspiración y agitación. Pero una democracia en la que un campo político odia al otro más de lo que ama la democracia siempre estará amenazada. En términos de marketing cuando el producto supera a la marca esta debe estar soportada con firmeza. Los cimientos de la democracia en Estados Unidos ahora se mostraron frágiles