Hoy una inmensa mayoría piensa que entre más igualitaria es una sociedad, más felices son las personas en ella, independientemente del género.
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Caminar el boulevard se convirtió en un paseo saludable a la vista y al espíritu, en la primera rotonda la iglesia de San Francisco, arruinada en su estética y quizás en sus feligreses. Es medianoche del sábado y hace calor. Cuando giramos a la derecha, subiendo las escaleras, un par de tipos vienen de frente hacia nosotros. Nos pasan sin hacer un escándalo. Adelante varios hombres forman un grupo suelto en la calle llena de bares, pero se ve sucia y está bullosa, mucha gente habla y se saludan con la cabeza.
Pasamos y nadie nos habló, nos molestó o incluso nos miró. Y, sin embargo, sentimos que nuestro corazón latía un poco más rápido, cómo ha cambiado nuestra respiración, estamos como en guardia. Incluso si una mirada es suficiente para comunicar exactamente esta reacción compartida, soltamos casi al mismo tiempo en la siguiente encrucijada: «Ese es un miedo que solo las mujeres conocen, ¿no es así?»
Es el miedo a la violencia masculina. El miedo que no habríamos sentido si las personas en los bares y la calle hubieran sido mujeres. Este miedo existe porque una de cada tres mujeres en todo el mundo experimentará violencia física o sexual a manos de una pareja o un extraño al menos una vez en su vida. Este miedo existe porque las niñas y mujeres de todo el mundo están oprimidas, desfavorecidas y no son libres.
No sólo sucede esto en Afganistán, está sucediendo en Estados Unidos también, la prensa no comunica pero los hombres no del mundo aún tiene mucho para aceptar a las mujeres la participación igualitaria en la sociedad.
El mundo fémino aún está «abrumado» por el odio y el discurso de odio en forma de violencia digital, verbal y psicológica, mira como las palabras y las manos pueden doler de manera similar.
Pero y bien incluso en el escenario bucólico del licor y las drogas, la música y el dance, existe un miedo puramente masculino además del miedo femenino a la violencia masculina. ¿Contra quién se dirige la violencia machista?
Tal vez el mundo vive reacciones diferentes, existen lugares en los que las mujeres ya ganaron, otros que lo están haciendo, otros han aceptado empezar, se permite alzar la voz sin miedo a los cuestionamientos y el peligro supuesto del poder femenino y masculino. Porque el mayor temor masculino es perder poder.
Si es así, hay buenas noticias para todos. Porque todos los resultados de los estudios sobre la calidad de vida, incluido el éxito económico sostenible, nos muestran: cuanto más igualitaria es una sociedad, más sanas y felices son las personas en ella, independientemente de su género biológico o social.