La reiterada información provocada desde el centro de comunicaciones de la OTAN en Riga sobre el apoyo de sus socios a Ucrania, las “boberías” que cada día expresan los lideres de la Unión Europea, el afán de los militares por aseverar bajas enemigas imposibles de comprobar, las insulsas historias entorno al «malo de la película», la demorada en la esperada contraofensiva, entre otras son el abono para que medios y redes sociales en su afán cuantitativo, multipliquen emociones que inducen al morbo, imágenes e historias que alimentan los sentimientos de pesar y odio. Este es el marco mediático de la guerra que se actualiza cada segundo y conduce a un razonamiento; la batalla de Bajmut está terminando. Rusia ha tomado la ciudad.
El experto analista Juan Aguilar de España indicó hace unas horas que, conforme a sus fuentes de información, las fuerzas de Ucrania en la destruida ciudad de Bajmut se refugian en un área menor a 500mts cuadrados, atrincherados en bloques de vivienda son un blanco fácil para un bombardeo, pero aún en medio del rigor de la guerra se generan espacios para la retirada.
La caída de Bajmut conlleva un impacto a la moral militar ucraniana que hará más difícil el trabajo de una segunda y tercera líneas de defensa y pudiera resultar catastrófico.
La demora en la llamada contraofensiva ucraniana es otro mal síntoma, llama a insuficiencia, los soldados enviados por meses a Bajmut nunca regresaron, tampoco avanzaron, llegaran más armas de la UE, pero no más soldados. El presidente Zelesnky viajó a presionar a los lideres por más ayuda, todos prometen pero ahora, justo ahora realmente no tienen como.
Ucrania tiene insuficiencia en cantidad y capacidad mientras Rusia ha estado preparando más de cien mil combatientes que fácilmente puede duplicar. La propaganda sobre estrategias de ataque se monta en ambos bandos, en cualquier lugar y con testimonios de todo tipo, información sin suficiencia periodística, sólo intencional para incrementar el dolor y el odio.
Palabras como las de Joseph Borrell de la Unión Europea “apoyaremos a Ucrania el tiempo que haga falta”, “asistiremos hasta el último ucraniano” son reiteradas a diario y en cualquier escenario, retumban y hacen eco propagandístico en los medios que replican la información con cierta morbosidad en cantidad pero no calidad, sin profundidad analítica ¿Qué tan reales pueden ser?
Las armas OTAN no podrán ir más allá de las fronteras rusas, de suceder será inevitable una escalada que para el caso será nuclear. Ucrania no se atreverá a tanto, mejor, OTAN no van a dejar que Zelensky haga efectiva su motivada amenaza, no irá más allá de la raya trazada. La participación europea en la guerra cada vez es de mayor apoyo con armas defensivas que califican como de éxito contra los misiles y drones rusos pero el avance no aparece.