Los estadounidenses votaron para reelegir a Donald Trump, tras la inflación, las fronteras, y las guerras de J.Biden todos querían moderación en la política exterior. Es lo que querían, pero ahora parece que obtengan lo contrario: precios altos, deportaciones lentas y guerras inevitables.
Trump en 100 días ha logrado mucho éxito (poner fin a la DEI en el gobierno federal) es un sólo ejemplo y tiene como cumplir sus promesas. Pero, puede equivocar el camino, Trump poderoso debe ser cauteloso incluso de las desviaciones más pequeñas que pueden ser catastróficas
El costo de la vida. Trump anunció aranceles radicales para casi todos los socios comerciales de EE. UU. Tras la turbulencia resultante en los mercados bursátiles y de bonos, los redujo gradualmente esta semana. Pero incluso los aranceles actuales, si se mantienen, representan un cambio radical en la política y casi con certeza harán subir los precios. Trump reiteró un arancel global del 10 % y que golpearía a China aún más fuerte que antes, aumentando los gravámenes contra ese país a un asombroso 145%. Provoca Trump una recesión económica inmediata, millones de estadounidenses perderán sus empleos, tendrán recortes salariales y verán sus pensiones reducidas drásticamente, lo que agravará la crisis de asequibilidad.
El tema migratorio es un poco más acertado con cifras de cruces en desplome, existe apoyo a deportación de indocumentados delincuentes y legales universitarios nacidos en el extranjero que han protestado contra Israel. Cerrar las fronteras sur es más fácil que localizar a inmigrantes indocumentados en el interior del país. (Va camino de un millón de deportaciones). se siente alivio de un presidente que reconoce la estupidez de admitir a millones de todo el mundo.
Trump puso fuera los combates de Israel en Gaza y sometió a Netanyahu, se logró en diplomacia un resultó efímero. En marzo, el alto el fuego se derrumbó e Israel violó con la aquiescencia de Trump
En Yemen los militantes hutíes respaldados por Irán, han reanudado sus ataques contra Israel y el Mar Rojo en solidaridad con los palestinos asediados. En respuesta, la administración Trump ha lanzado ataques aéreos masivos contra zonas de Yemen controladas por los hutíes, causando la muerte de numerosos civiles. Trump antes lamento los ataques de Biden y preguntó por qué el presidente no podía usar la diplomacia para resolver las crisis internacionales. Hoy estadounidenses amantes de la paz se plantean la misma pregunta.
Aunque los estadounidenses tienden a prestar más atención a los asuntos cotidianos que a la política exterior, muchos votantes de Trump se vieron motivados por el creciente temor al caos global. Pero si Trump lanza una guerra contra Irán —socio tanto de Rusia como de China—, acercará al mundo a la Tercera Guerra Mundial como nunca antes.
Sin duda, ahora es un buen momento para que Trump trace un nuevo rumbo para Estados Unidos. Afortunadamente, en cada uno de los temas mencionados —comercio, inmigración y guerra—, puede tomar medidas sencillas para que la política de la Casa Blanca se ajuste más a las preferencias del pueblo estadounidense. La decisión de Trump de recular en los aranceles minimizará el daño a empresas y consumidores, pero una guerra comercial continua con China causaría un daño significativo a la economía estadounidense.
Con la UE el tema pasa por aprobar acuerdos de cero aranceles que motivarían a los estadounidenses a estar más cerca de Europa, pero aún sin atender las demandas del exigente y cada vez menos aceptado V. Zelensky. Los demás son inofensivos y aceptaran tratar con decencia y dedicación para no perder a su más valioso aliado, pero ello no aliviara la imposición de hacerse cargo de su seguridad, por ejemplo. Con Ucrania la cosa pasa por una metódica repartición del país entre EE. UU y Rusia y en la que RU quiere su tajada y los ucranianos son apenas un ejercito envejecido y lleno de desmembrados que aboga por el ser el más grande de Europa y por ello su mejor defensor, la UE se traga el cuento por ahora.
Si Trump logra poner fin a la guerra de Gaza y alcanzar un acuerdo con Irán, pasará a la historia no solo como un hábil negociador, sino también como un pacificador transformador. Y si logra revertir la migración masiva y acabar con el libre comercio sin restricciones, frenará el avance del globalismo e inaugurará una nueva era de nacionalismo sensato.
Trump se encuentra en una encrucijada.