Los cambios climáticos conllevan también cambios irreparables en la vegetación de la tierra, son notorios los efectos en todas las especies, Ahora su fragilidad potencia los incendios.
40 millones de años antes, la Antártida estaba cubierta de grandes bosques. 25 000 años antes, todos los continentes estaban cubiertos de hielo. La paleontología ahora permite descubrir las trasformaciones vegetales desde los cambios climáticos. /LP7D/consultora ambiental
La vegetación está tan afectada como el cambio climático y la inacción frente al hecho trae consecuencias irreversibles. El mundo avanza, es indetenible y con él todas las acciones que favorecen las necesidades de sobrevivencia humana, pero también las afectaciones, es imposible el sostenimiento climático también las vegetaciones pasadas.
Ahora los grandes incendios azotan buena parte del continente europeo en su periodo de verano, consecuente con el deterioro climático y las fallidas políticas de cambio. Las zonas con vegetación son ahora fácilmente inflamables, accionadas por olas intensa de calor y vientos que terminan con vegetación joven, abandonada y no protegida con propiedad.
El abandono de grandes áreas otrora propicias para la agricultura y la ganadería, dejan tierras desgastadas sin maderables de protección y con vegetación baja y escaza sin condiciones de recuperación. Pero la no gestión en estrategias innovadas para replante forestal, genera ambientes propicios para los incendios.
Nuevas especies vegetales aparecen adaptadas a las condiciones climáticas pero cada vez con menos fortaleza y aporte ambiental, investigaciones muestran vegetación menos densa que provoca cambios irreversibles en todas las especies y con ello no solo la trasformación de paisaje sino consecuencias sociales y económicas.
Trabajar en potenciar la conservación vegetal, los sistemas litorales para la biodiversidad, restaurar bosques en los microhábitats húmedos (refugios), para incrementar su resiliencia a los cambios en el clima.
Potenciar vegetación de mayor resistencia en zonas urbanas (jardines, árboles en las calles) también contribuye a la conservación del clima, además de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Pero la clave para frenar el aumento de gases de efecto invernadero, y así reducir la velocidad del cambio climático y la frecuencia de las olas de calor está en la desestimación de combustibles fósiles, algo que Europa ahora impulsa ante las consecuencias que se han provocada sancionando a Rusia por su guerra con Ucrania