Es una recompensa a los exiliados venezolanos, que estuvieron entre sus seguidores más leales y temían perder el acceso privilegiado a la Casa Blanca durante el gobierno de Biden
Trump firmó un decreto presidencial bloqueando durante 18 meses la expulsión de más de 145.000 venezolanos que estaban en riesgo de ser devueltos a su país, devastado por la crisis. Atribuyó su decisión a un “deterioro de las condiciones” en Venezuela que supone un riesgo de seguridad nacional.
Se estima que 350.000 viven en Estados Unidos y unos 146.000 no tienen permiso de residencia, según el Centro para Estudios de Migración en Nueva York.
Más de 700 venezolanos han sido expulsados de Estados Unidos desde 2018 y 11.000 más están en proceso de deportación, según la base de datos TRAC de la Universidad de Syracuse.
Estados Unidos sigue siendo un faro de esperanza y libertad para muchos, y ahora los ciudadanos venezolanos que cumplan los requisitos en Estados Unidos recibirán un necesitado alivio migratorio temporal”, según el senador republicano de Florida Marco Rubio
La clemencia de última hora -un brusco contraste con las duras políticas migratorias de Trump durante los últimos cuatro años- puso fin a un último día en el cargo muy atareado, en el que Trump también aprobó una nueva ronda de sanciones financieras contra el supuesto representante del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y estrechó los controles para privar al Ejército venezolano de tecnología estadounidense de espionaje.
Las primeras declaraciones sobre Venezuela, del gobierno Biden a través de su secretario de Estado, Anthony Blinken, siguen reconociendo a Guaidó como presidente interino de Venezuela e indicó que no se hacía ilusiones sobre un diálogo futuro con Maduro, al que describió como “brutal dictador”.
Las medidas duras han sido un aspecto casi rutinario del gobierno saliente, cuya estrategia de mano dura con Venezuela ha resultado popular entre los votantes latinos exiliados en Florida.