En Colombia lo saben desde siempre, investigaciones recientes ratifican que el moderado consumo de café suave contribuye a una placentera cotidianidad sin riesgo cancerígeno.

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) comunicó hace un lustro algunos resultados de sus últimas investigaciones sobre el café y su bajo nivel de riesgo de provocar cáncer su consumo.
Ya en el siglo pasado la misma IARC anunciaba como «posiblemente carcinógeno para los seres humanos». Estaban equivocados, un cuarto de siglo después, quizás cuando el mercado es más favorable para ciertos no productores y altamente consumidores la evidencia hace noticia como gran novedad.
Aprendió Colombia a lidiar con clasificaciones inestables y de intensión indefinida que el café se listaba junto al tabaco y el alcohol como altamente nocivos para la salud. Estas organizaciones siempre han mostrado resultados y se consolidad como reguladoras influyentes en el consumo y la economía a través de los mercados.
Colombia, país productor del café más suave del mundo ha abierto por el mundo tiendas de su bebida favorita, los mercados globales han atacado sus productos mientras posicionan marcas distribuidoras que limitan su expansión. Ha estancado la exportación de café colombiano en aproximadamente las 70 mil toneladas al año.
La IARC ahora muestra de manera sistemática, exhaustiva, rigurosa, independiente y transparente un resultado que los colombianos supieron desde siempre, el café es vida, es un diurético natural que estimula sensaciones para el bienestar de la persona. Toda una vida haciendo la prueba mientras otros con apenas un millar de estudios en laboratorios, apenas llegan a circunstancias reales.