En el gobierno de Joe Biden la laxa aplicación de la normativa fronteriza, que en su día fue un problema norteamericano, con una migración neta cero entre México y EE. UU, se ha convertido en una crisis en toda regla de proporciones mundiales. La Patrulla Fronteriza informa de que se han encontrado extranjeros de 160 países diferentes y seis continentes en el suroeste
Durante los años de Joe Biden el desastre se focaliza en las redes de los carteles de narcotraficantes que mantienen su soberanía, son una plataforma expedita para los traficantes de personas.
El gobierno de México, encabezado ahora por la presidenta de izquierda de Morena, Claudia Sheinbaum, recibió la amenaza de afectación del 25 por ciento de impuesto a todos los productos que pasen la frontera. Algunas señales hacen prever que habrá menos cooperativo con el gobierno entrante de EE. UU.
Sheinbaum es mucho más imaginativa que su predecesor, López Obrador, que en su pragmatismo sería un socio más improbable. AMLO provocó una distensión con los cárteles al tiempo que estos impusieron una violencia brutal y sin precedentes.
Sheinbaum responde a las amenazas arancelarias de Trump y sugiere que las negociaciones entre ambos pueden ser menos amistosas que las que se dieron en el primer mandato del estadounidense.
Sheinbaum dio vuelta a la amenaza arancelaria de Trump dejando atrás la narrativa fronteriza habitual dando paso a la ofensiva retórica. Dijo que las drogas son una crisis en EE. UU. no México, y destacó la frecuencia de los envíos ilegales de armas de fuego de EE. UU. a México.
La presidenta sugirió que México respondería de la misma manera con aranceles recíprocos, lo que, señaló, aumentaría la inflación en ambos países. Sheinbaum, que cumple un solo mandato de seis años y lidera una ciudadanía generalmente acomodada a la inflación, sin duda entiende la presión política que los aranceles inflacionarios podrían ejercer sobre la administración Trump. Aunque el 80 por ciento de las exportaciones mexicanas se destinan a EE. UU, Sheinbaum entiende el momento político y tiene la intención de ejercer una influencia calculada por su cuenta. El curso de estas negociaciones comerciales y de seguridad, que se perfilan como una política arriesgada, definirá el curso de los mandatos de ambos nuevos presidentes.