Hoy la mayor amenaza para EE.UU. exceptuando a Rusia no está en las fronteras de Europa. Reside en el Indo Pacífico y China es el adversario económico y militar. Hace una década Pekín presentó su “Made in China 2025”, con la que empieza a superar a EE.UU. en todas las industrias y sectores críticos imaginables. No existe un desafío mayor.
Donald Trump ha comprendido estas realidades geopolíticas con China y Rusia. Una política exterior que priorice a EE.UU. se basa en priorizar los intereses tangibles del país, no en abstracciones vacías. Durante décadas EE.UU. dijo a líderes europeos lo que quieren oír, no lo que necesitan oír. Se acabó el trato de guante blanco. El realismo estadounidense exige tomar decisiones difíciles y reconoce la escasez, lo que significa que, de hecho, no es posible estar en todas partes, a la vez, todo el tiempo.
El futuro de la política exterior estadounidense reside en el realismo como cuando Washington mantuvo a raya a los británicos para aumentar la capacidad de reconstruirse y rearmarse. Roosevelt en su momento comprendió lo necesario en la lucha extranjera para proteger los propios intereses, especialmente cuando se trataba de que EE.UU. preservara y defendiera su libertad contra la tiranía desenfrenada del nazismo.
El realismo estadounidense de Trump comprende que los recursos de EE.UU. son finitos y ello conduce a exigir a Europa, que deberá ser más resiliente, capaz de defender su soberanía de forma real y tangible. ¿podrá? Sí, pero esclavizando a sus ciudadanos.
La brutal desindustrialización de Europa y las desastrosas políticas a instancias de manifestantes climáticos radicales y un liderazgo burocratizado y sin cerebro la han anulado así misma y ante el mundo.
La comprobación de como Reino Unido y Unión Europea fueron en dirección destructiva, es triste e irónico, sus poderosas industrias siderúrgicas y petroquímicas fueron puestas en Asia, donde se producirán los mismos productos con mayores emisiones de gases de efecto invernadero para luego embarcarlos de vuelta en un buque diésel. Absurdo y suicida.
Las prioridades del realismo de EE.UU. implica que Europa debe esforzarse más por defenderse. Terminó el soporte desproporcionado de la carga financiera de la seguridad europea, permitiendo que generaciones de jefes de la UE equivoca y abusivamente den por sentadas estas inversiones en defensa, optando por llenar sus propias arcas y otros despilfarros escudados en la asistencia social. “Los europeos no pueden simplemente aumentar el gasto en defensa para alcanzar un punto porcentual arbitrario; necesitan invertir ese aumento en sistemas de armas letales y munición” dice Senador Eric Schmitt.
La urgencia se deriva de una verdad que muchos en Washington no dicen en voz alta: la base industrial de defensa de EE.UU. es más débil y está más bajo presión que en décadas. Para producir las armas y municiones que necesitamos desesperadamente para enfrentar las amenazas de nuestro tiempo. EE.UU. se quedaría sin municiones de largo alcance y precisión guiada, en menos de una semana en caso de un conflicto importante. Reponer estos sistemas tomará años y el país no puede ignorar esta realidad. Europa en solitario deberá hacer igual con su base industrial. La excesiva dependencia europea de las garantías de EE.UU. no ha hecho más que acelerar el declive.
«EE.UU. mantiene su compromiso con la alianza de la OTAN y con la colaboración en defensa con Europa. Punto final. Pero Estados Unidos ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia. Más bien, nuestra relación priorizará empoderar a Europa para que asuma la responsabilidad de su propia seguridad» dijo recién el secretario de Defensa, Pete Hegseth,
Nuestro resurgimiento del realismo estadounidense prioriza los intereses nacionales fundamentales, y la complacencia ya no es una opción. El mejor momento para solucionar estos problemas fue hace décadas. El segundo mejor momento es ahora. La idea de que podemos ser todos, todos a la vez, todo el tiempo es una ficción perpetuada por una masa obsoleta de política exterior que se preocupa más por llenar los bolsillos de sus miembros que por defender los intereses estadounidenses.