El electo presidente norteamericano ajustó su equipo económico que traerá impactos en América Latina que sigue siendo una región de poca importancia estratégica para su política exterior
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Joe Biden ha nombrado a Janet Yellen como Secretaria del Tesoro quien tendrá a su cargo la conducción de la política económica del nuevo gobierno. Economista de 74 años será la primera mujer en ocupar el puesto.
También estará Neera Tanden, será la directora de la oficina presupuestaria de la Casa Blanca. Cecilia Rouse presidirá el Consejo de Asesores Económicos.
Se espera que el nuevo gobierno impulse un ambicioso programa de reactivación económica, financiado con un aumento del gasto público. Esa será la prioridad, ya que la economía estadounidense sigue sufriendo los efectos de las restricciones sociales dispuestas para disminuir la propagación del covid-19.
En América Latina expectativas por el impacto que puede tener una nueva política económica de Washington. Sobre todo, porque nadie había llegado a la Casa Blanca con tanto conocimiento de la región como Biden.
El desempleo está en 6,7 por ciento, llegó al 14,7%, pero sigue muy lejos del 3,5% en el que estaba antes de la llegada del coronavirus. Y lo más preocupante es que la recuperación se está ralentizando.
El presidente electo espera que el Congreso apruebe un robusto paquete de alivio, tras el vencimiento del histórico programa sancionado en marzo para paliar los efectos de la crisis, que tuvo un valor cercano al 10% del PIB, algo sin precedentes.
Biden quiere crear 5 millones de puestos de trabajo nuevos con el programa “Compre estadounidense”, por el cual el Estado destinaría USD 400.000 millones a adquirir bienes y servicios. El plan incluye también subir el salario mínimo a 15 dólares la hora.
El gran obstáculo va a ser el Senado, donde los republicanos tienen asegurados 50 de los 100 escaños.
El Gobierno Biden necesite acordar con el Partido Republicano para hacer reformas. De modo que difícilmente pueda haber cambios significativos, tendrá que acordar con ellos. En ese caso, es poco probable que pueda cambiar gran parte de las políticas fiscales de Trump y que prosperen otras propuestas como el aumento del salario mínimo o la ampliación del seguro de desempleo”
“Los próximos años serán extremadamente difíciles para América Latina, particularmente para los países con una alta dependencia de Estados Unidos, sea en forma de exportaciones, flujos de capital, inversión o remesas. Esto presenta un reto a los gobiernos latinoamericanos, para que profundicen sus lazos económicos entre ellos y diversifiquen globalmente sus mercados de exportación, algo que podría impulsar un resurgimiento de la integración económica regional, pero con el fin de facilitar la inserción de América Latina en cadenas productivas globales. Si logran esto, algunos países latinoamericanos pueden convertirse en socios interesantes para el gobierno de Biden, que siempre estará en busca de colaboradores que asistan en la reactivación de la economía estadounidense” explicó al portal Infobae, Thomas O’Keefe, profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford.
“Considero que el gobierno de Biden no significará un cambio rotundo para América Latina, aunque sí un cambio en el tono y el estilo con respecto a Trump. dijo a el portal Infobae Cintia Quiliconi, profesora del Departamento de Estudios Internacionales de la FLACSO sede Ecuador.
A Biden le gustaría sellar más acuerdos comerciales con los países latinoamericanos pero no van a impactar la política económica estadounidense. Décadas atrás, EE.UU era el principal socio comercial de muchos países de la región, pero desde hace tiempo ese lugar lo ocupa China. Sobre todo en Sudamérica, donde solo Colombia y Ecuador lo tienen como principal asociado.
Con México la relación es diferente, porque las economías de los dos países están muy imbricadas. Pero la obsesión de Trump con maximizar las ganancias comerciales de corto plazo y con restringir la llegada de inmigrantes lo llevó a tensionar el vínculo, como se vio en la difícil renegociación del NAFTA, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, rebautizado Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Cuba podría tener un alivio en las restricciones de viaje y del envío de remesas, pero no es visible un retorno a la política abierta que presentó Obama.
Venezuela, probablemente se proponga una vuelta a los canales diplomáticos, pero Biden no tendrá un posición blanda en este tema.