La pandemia y la guerra no abrieron los ojos a la precariedad en que vive la humanidad en tantos países, el devastador terremoto de Turquía y Siria es otra muestra, miles de personas desterrados por la naturaleza hoy reciben ayuda humanitaria, en unos meses, nadie les reconocerá en los pasos fronterizos de la UE.
El mundo llora con sus devenires catastróficos, la muerte trasciende fronteras y culturas, infinitos dramas y una inagotable solidaridad de millones de humanos que se entienden vulnerables, también que sus gobiernos y países son limitados en prevención.
¿Qué le pasa al mundo ahora mismo? La humanidad parece perdida en su propia aventura de insuficiencia, pese al rompimiento de distancias cuando el clamor solidario, no es menos cierto que la mayoría de las víctimas hoy, serán percibidas mañana como vulnerables, migrantes o refugiados que conllevan problemas incluso si las causas son naturales.
En la convulsionada Europa, las ayudas conllevan tantos riesgos que salvar una vida implica arriesgar otra. Tras lamentaciones y saludos de pesar el desequilibrio entre la necesidad pública y el pensamiento político es enorme.
Las consecuencias del terremoto traen a conocimiento la dificultad por las circunstancias políticas: liderazgo superficial, infraestructura y sistemas educativos atrasados, pobreza creciente, conflictos armados, sanciones internacionales y múltiples determinaciones no siempre en el marco más humano.
Vendrán otras consecuencias, el abandono de su patria ausente provocará más migraciones ¿Cómo serán recibidas las víctimas supervivientes del terremoto de Siria -por las que los gobiernos de la UE ligeros hoy a expresar condolencias y asumir compromisos – cuando se encuentren en una frontera de la Unión en unos meses o años? es probable que hayan crecido las vallas de impedimento como protección fronteriza.
Si los sin hogar del terremoto quisieran ir a Europa en algún momento, habría malas noticias. El abandono de la UE en la obligación del reconocimiento del derecho humanitario resulta ser limitado: generalmente termina cuando la gente se pone en marcha.
Las causas migratorias incluidas las naturales exigen el redescubrimiento de la intuición de que la política de deportación debe terminar a toda costa. Cada catástrofe es un examen y si aprendimos algo nuevo, la humanidad habrá ganado terreno.