¿Crece el teatro?, ¿La guerra solo como interés para justificar invasivas acciones comerciales?
Israel cree que tiene «licencia para matar» y anuncia un contra-ataque a Irán. La situación oculta algo que va más allá de lo geopolítico; el interés económico. Las sanciones se suman a la oferta y demanda, la inflación, las nuevas rutas comerciales de oriente a occidente y en la que los intereses de EE.UU. priman. La guerra parece así sólo un distractor, un justificador de acciones previstas, una obra en la que se prevé todo, nada es sorpresa, todo es predecible.
En occidente hacen creer que el reciente ataque de Irán, fue repelido por la temible defensa israelí, falso. En realidad el ataque obligó a las aviaciones de RU, EE.UU. y otros a intervenir en defensa de Israel. Aun cuando el ataque fue anunciado con horas de antelación y no dejó victimas mortales, si provocó daños estructurales. Pero lo más importante es que el mundo testimonió una vez más que la capacidad militar israelí es mucho menor de lo que han pretendido vender siempre.
Ahora se preparan anuncios publicitarios para llamar mayor la atención del próximo acto, y más amenazas directas de los «enemigos eternos» que siempre intermediaron sus enfrentamientos con diversas organizaciones terroristas. Israel atacará a Irán.
Varis momentos revierten interés en el asunto; en primer lugar Irán provoca recelo y temor en occidente por su riqueza nuclear que por años controló EE.UU. a cambio de quitar sanciones. Pero con el distanciamiento político también crecieron los temores sobre almacenamiento de uranio enriquecido para producir armas nucleares a gran escala.
Un segundo aspecto, tiene que ver con el daño físico y reputacional de los militares y el gobierno de Israel, la marca de liderazgo y seguridad ha perdido credibilidad. Oportunistas y guerreristas de occidente exigen a Israel que no deje pasar la oportunidad, piden incluso una «respuesta desproporcionada» y la eliminación de las instalaciones nucleares de Irán.
Y el tercer aspecto tiene que ver con la manera como Israel obliga a EE.UU. a ponerse de su lado. Justifica Benjamín Netanyahu que sus ataques son una respuesta legítima mientras Joe Biden con cautela admite no intervenir en los ataques sionistas pero si en su defensa cuando sea atacado.
Y entonces aparece a nuestro criterio, una guerra de continuación con funciones anunciadas y minimizando afectaciones, sin victimas, con mucho suspenso y sobre todo el alistamiento de un perfecto escenario cargado de dramatismo con fines incambiables. La película tras la guerra tiene como objetivo único intervenir las nuevas rutas comerciales que atraviesan desde Siberia y China y que en todo caso tendrían como centro de atención a Israel.