Los ciudadanos indecisos tienen con su voto parte del futuro que Colombia va a seguir. Las elecciones de este domingo 19 de junio en Colombia tiene un mensaje claro, un deseo de cambio. Un golpe a la clase política tradicional desgastada y en medio de intensos de una campaña de desprestigio miedo y odio que ha polarizado el país.
Ninguno de los candidatos comulga con los tradicionales y hegemónicos partidos políticos, pero han dejado abierta la puerta para las adhesiones.
La derecha de la mano de Rodolfo Hernández, un curtido y exitoso empresario con un discurso antiestablishment, promete acabar todo tipo de corrupción enquistada en los tradicionales partidos y las instituciones públicas.
La izquierda con Gustavo Petro, político líder de una coalición que sumo grupos étnicos e indígenas, ex militante de la guerrilla urbana M-19, revolucionario.
Ambos candidatos prometen un cambio y a su lado han ido aterrizando políticos excluidos que buscan afanosamente un cupo en el nuevo gobierno. No va a suceder, por lo menos los cuestionados políticos que acompañan a Petro, grupos de violencia urbana que promovieron desordenes en el año 2021 y denominados” primera Línea” desaparecieron de las redes y de los medios en las últimas semanas después de causar todo tipo de escándalos informativos que minaron la campaña y llenaron de miedo al país.
En el caso de Hernández, asestó un golpe de opinión muy fuerte al negarse al intento de alianza que pretendieron tradicionales partidos y políticos, el último, Sergio Fajardo, político y excandidato contendor.
Su discurso es fuertemente anti-politiquería y una trasformación desde las bases comunitarias con su eslogan de “no robar, no mentir, no traicionar y cero impunidades”
Gustavo Petro no pudo desligar hasta hace tres semanas a su enquistado archienemigo el expresidente Álvaro Uribe, una guerra sucia de pasiones y odios que asustaron a buena parte del electorado no sólo por el aberrante sistema de desprestigio sino por el mismo miedo que los estados de soberbia pueden traer. Se fijo demasiado en el antagonista que el uribismo pudiera traer y descuido a los ciudadanos que empezaron a mirar al otro candidato que exponía igual un necesario cambio.
Petro desde la izquierda inquietante y de oportunidades negadas en la política en nacionales propone una reforma tributaria en la que haya más impuestos “sobre las 4.000 más grandes fortunas de Colombia”, porque según argumenta el candidato, el sistema impositivo actual tiene “un claro sesgo a favor de las personas excesivamente ricas”.
Las nefastas experiencias en otros países de Latinoamérica que bajo sistemas similares al propuesto por Petro no sólo han empobrecido a sus ciudadanos, sino que los ha sometido con cambios constitucionales que limitaron su libertad.
Los colombianos quieren algo diferente, tienen su oportunidad de elegir, por Colombia ¡elige ¡