Viaje histórico para impulsar dos de sus prioridades: la difícil situación de los migrantes y el diálogo interconfesional.
El pontífice, de 84 años, aterrizó en el aeropuerto de Lárnaca en la isla mediterránea donde permanecerá hasta viajar la madrugada del sábado a Grecia, otro frente en la crisis de migrantes y refugiados de Europa./
Francisco es el segundo pontífice católico que pone un pie en Chipre, que tiene una mayoría ortodoxa griega, después de la visita de Benedicto XVI en 2010.
La migración es un tema clave de su visita al país, que se queja de llevar una carga desproporcionada del flujo de personas que intentan llegar a la Unión Europea.
El Papa dijo que era una «oportunidad para acercarse a una humanidad herida», y señaló que había «tantos migrantes en busca de esperanza».
«un viaje a las fuentes de la fe apostólica y la fraternidad entre los cristianos de diversas denominaciones».
«A todos los exiliados que murieron en la frontera franco-británica».
«Es terrible», respondió el Papa, visiblemente conmovido.
Antes de su partida de Roma, el Papa se había reunido con refugiados de Siria, Congo, Somalia y Afganistán que habían llegado a través de la isla griega de Lesbos y ahora viven en Italia, dijo el Vaticano.
La visita a Chipre culminará con una misa en un estadio de fútbol al aire libre en Nicosia, esperada con impaciencia por los aproximadamente 25.000 católicos en un país de alrededor de un millón de personas.