El número de muertos representa más del 25% de los fallecimientos a nivel mundial, y la pérdida de empleos se asemeja una hecatombe.
«Las consecuencias de la pandemia sobre los mercados de trabajo, los ingresos y las condiciones de vida de la población en América Latina han sido muy profundas». dice Roxana Maurizio, autora de -Transitando la crisis laboral por la pandemia: hacia una recuperación del empleo centrada en las personas- «La región ha sido la más golpeada en términos económicos y de horas de trabajo perdidas. La contracción en las horas trabajadas duplica la reducción observada a nivel mundial. Si bien los países de la región han desplegado un amplio conjunto de medidas para sostener el empleo y los ingresos, la caída del empleo y de las horas trabajadas ha implicado fuertes reducciones en los ingresos laborales. Estos impactos han sido fuertemente desiguales ya que han afectado más a los trabajadores informales, de bajos ingresos, a las mujeres, y a los ocupados de menor nivel educativo. A su vez, dado que los ingresos provenientes del mercado de trabajo explican alrededor del 80% de los ingresos totales familiares, su fuerte contracción ha implicado aumentos significativos en la tasa de pobreza e indigencia en la región. Por lo tanto, la pandemia ha exacerbado significativamente las vulnerabilidades laborales y sociales que presentaba previamente América Latina, caracterizada por una elevada informalidad laboral y por altos niveles de desigualdad. Ello no sólo tiene consecuencias de corto plazo, como las que mencioné, sino que pueden tener efectos de mediano y largo plazo. En particular, teniendo en cuenta que los hogares con niñas, niños y adolescentes son, en general, los que más han sufrido la pérdida de oportunidades labores y de ingresos» se lee en una entrevista a Radio Francia Internacional (RFI)
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