Medios del Reino Unido, Alemania y EE. UU. cada vez se sinceran con sus audiencias pese a que sectores políticos aun intentan disimular. Nada nuevo para analistas internacionales y medios independientes que desde el comienzo de la guerra dejaron claro el panorama de perdidas humanas y económicas para Europa.
Soldados de Ucrania huyen del frente / Tras más de 600 días de guerra en Ucrania las preocupaciones crecen, el futuro es cada vez más gris, el frio y el miedo se suman al fracaso de las sanciones a Rusia contagiando a toda Europa que desde sus medios de comunicación publica empiezan a aceptar una realidad que negaron desde el comienzo, aun así algunos políticos con terquedad insisten en disimular./LP7D/
EE.UU. el mayor promotor está agotando su ayuda, su Congreso está bloqueando los recursos y nadie sabe si serán restaurados. Los efectos se sienten en el frente de guerra, pero más en la desbaratada Ucrania y la Unión Europea.
“En primavera el flujo de suministros militares era un río ancho. En verano era un arroyo. Ahora son unas gotas de lágrimas”, dice una fuente ucraniana a medios de Europa.
Mientras la incertidumbre crece por el también fracaso de la contraofensiva y el aumento de la producción bélica rusa, las ayudas de los aliados se empantanan y disminuyen en medio de la agitación social y política que se suma a la distracción por la guerra de Israel en Gaza.
Los permanentes de “hasta el final” o “tanto ahora como en el futuro” son vistos como distractores de la realidad. La falta de claridad en las estrategias de la Unión Europea conlleva el creciente desanimo de los europeos y las amenazas de cierre de gobierno en EE.UU. salvado ya en dos ocasiones perfilan un panorama cada vez más nublado para la ayuda a Ucrania.
El presidente Joe Biden pide 106.000 millones de dólares, de los cuales 61.000 millones son para Ucrania y el resto para Israel y otras prioridades de seguridad nacional. El Senado intenta abrir paso, pero el oponente partido republicano presiona por prioridades como el freno a la migración a través de la frontera de Estados Unidos con México. La situación electoral en 2024 puede retrasar las ayudas hasta después de las elecciones de noviembre de 2024; y si Donald Trump es elegido presidente, es posible que se acabe por completo.
En la UE las solicitudes de Josep Borrell de asumir el relevo de EE.UU. no tienen eco, no hay respuesta favorable y por el contrario la llegada de nuevos lideres como Geert Wilders en Holanda se oponen al envío de armas. Eslovaquia ya ha suspendido la ayuda militar y así cada socio de la UE tiene serias preocupaciones internas como para dedicarse más a Ucrania.
Peor aún en Ucrania se padece sin armas y municiones, mientras la producción occidental intenta aumentar, pero tardará un año o más y existe prioridad por reponer las reservas gastadas. Rusia supera con amplitud ahora la producción occidental de proyectiles y armas y basa su estrategia en «Cuanto más fuertes sean tus defensas, menos proyectiles y tropas necesitarás para mantener la línea».
El poderoso ejército de Vladimir Putin sabe que sin el apoyo occidental Ucrania sería aplastada en una semana. Los lideres en Europa y los medios empiezan a aceptar esa realidad y aun cuando aún se resisten a creerlo deben aceptarlo pronto antes de que la derrota probablemente sea más “lenta y dolorosa”.