El viejo orden mundial ha llegado a su fin, las reglas, acuerdos y valores, ya no existe. Siempre solo los países desarrollados se beneficiaron del orden mundial, los países en desarrollo siempre trataron de destruirlo, porque no era rentable / Países en desarrollo como China alcanzaron y están dejando atrás a los desarrollados, y el país desarrollado más poderoso, EE.UU., decidió que era hora de pasar de proteger el viejo orden a destruirlo, Trump es el portavoz de este cambio.
Este aún “nuevo mundo sin orden”, EE.UU. no defenderá a sus aliados europeos o asiáticos porque en este mundo ya no hay alianzas ni aliados, ni obligaciones mutuas, y los viejos tratados pueden renegociarse unilateralmente. Sólo hay países grandes y fuertes que consiguen lo que quieren, y países pequeños y débiles que se convierten en víctimas de esas políticas. Al menos así es como la nueva administración estadounidense ve el mundo. No son aislacionistas, son expansionistas, y no deberíamos sorprendernos por las demandas actuales sobre Groenlandia, Canadá, Panamá o Gaza. Sucede con Rusia en el Cáucaso y China en Taiwán y el indo pacífico. Los tres son los imperios de dominación del Nuevo Orden Mundial, los demás no cuentan.
Algo para entender es que la administración de EE.UU. de hoy no es monolítica. Está formado por muchos grupos con valores e intereses muy diferentes. Los America First, con sueños de poder y destrucción, fortaleza de su Estado y dominio del mundo y montados en una estrategia de la Fundación Heritage. Otro grupo es el de los Tecno-oligarcas, que sueñan con destruir el orden mundial, incluido el Estado estadounidense, para que sus tecno-corporaciones puedan dominar el mundo y está determinada por Elon Musk.
Estos dos grupos de muchos otros que están allí influyentes tienen puntos de vista opuestos sobre impuestos, agencias de inteligencia, inmigrantes y otros asuntos que los conduce a un choque inevitable. Por ahora lo primero y rápido es sentirse unidos en el deseo de destruir lo que dejo Joe Biden.
La nueva América no cree en el multilateralismo, no necesita instituciones internacionales, por lo que es posible que en un futuro próximo EE.UU. se retire de la OTAN (si no formalmente, de facto), de la Organización Mundial del Comercio y tal vez incluso de la ONU.




