Rolando Álvarez, es obispo de la ciudad Matagalpa, sentenciado a 26 años de prisión tras negarse a ser deportado a Estados Unidos con otros prisioneros nicaragüenses, desterrados por el Gobierno de Daniel Ortega.
El papa Francisco dijo el domingo estar “preocupado” y “entristecido” por la situación en Nicaragua y la condena que recibió el obispo nicaragüense/LP7D/
Álvarez se negó a ser deportado hacia Estados Unidos, lo que provocó la ira del presidente Daniel Ortega, que lo catalogó de “soberbio y desquiciado”.
A Álvarez, se le acusaba de difundir información falsa, socavar al Gobierno, de obstrucción de funciones y desobediencia. El obispo fue inhabilitado de forma perpetua para ejercer la función pública en nombre o al servicio del Estado de Nicaragua, así como ejercer cargos de elección popular.
El partido gobernante sandinista desde 1979, ha reprimido a la Iglesia Católica como pocos regímenes en América Latina».
La condena fue criticada por organizaciones como el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, que repudió la condena “por ser arbitraria e inconstitucional a través de un proceso judicial oculto, desconocido y nulo».
Otros religiosos recibieron condenas de diez años de prisión acusados de “traición a la patria”.