Voluntarios particulares llenan los refrigeradores con alimento gratis para la gente necesitada.
La nevera ayuda a alimentar a aquellos que lo necesitan, en un contexto de pandemia y de desempleo masivo, cuando hasta 54 millones de estadounidenses podrían necesitar ayuda alimentaria.
«Que los ciudadanos se ayuden los unos a los otros es muy diferente a cómo funcionan los servicios sociales, en los que te preguntan [sobre tu necesidad], porque tienes que cumplir ciertos requisitos para que te ayuden. Tienes que responder a un determinado perfil» explica una paciente recuperad del contagio.
«Los subsidios de desempleo están terminando y hay gente que tiene una hipoteca que pagar», dice. «Es un efecto de bola de nieve». Señala que nunca rechaza comida salvo que esté en mal estado, y pide a sus vecinos que vean el frigorífico como si fuera una extensión del suyo: “Si tú nunca comerías ese alimento, ¿qué te hace pensar que otros sí lo harían?” dice un vecino de Bronx en New York.
«Me siento mal, seré honesto contigo», reconoce. «Me siento mal si tras haber estado fuera regreso y veo que algunas personas van a la nevera y se la encuentran vacía.» dice un taxista en Harlem