Pasó una semana, Mahsa Amini murió luego de ser arrestada y golpeada brutalmente por guardias morales en Irán. La acusación: no observó el estricto código de vestimenta islámico. La protesta contra los mulás es una señal para el mundo: los días de dar la mano a los dictadores deben terminar. La muerte de Mahsa ha incendiado a Irán.

«Mi hija era inocente», lloró la madre Mahsa ha cerrado los ojos para siempre, su cuerpo está frío, pero la vida que dejó su cuerpo no ha muerto, ha inflamado a Irán.
Las brasas bajo las cenizas que han reinado en Irán durante más de 40 años se han encendido y se han extendido como la pólvora por todo el país. Protestas y manifestaciones masivas se han estado librando en más de 40 ciudades en Irán durante días. El régimen de Teherán había hecho todo lo posible para evitar lo inevitable.
Iran International, un canal de televisión iraní en el extranjero, publicó las imágenes de resonancia magnética de Mahsa, su cabeza fue fracturada por golpes masivos, lo que provocó una hemorragia cerebral.
En Irán, la represión, la tortura y el número de ejecuciones han aumentado desde el nombramiento de Raisi, nadie saldrá impune. El propio Raisi participó en las ejecuciones masivas de presos políticos en el verano de 1988 y es un partidario jurado del régimen.
Las tácticas son siempre las mismas, las historias son similares. Las personas son torturadas hasta la muerte y luego mueren de un ataque al corazón o un derrame cerebral. Los jóvenes de Irán ya no creen en las mentiras del régimen iraní, están llamando a luchar en acciones de protesta aparentemente organizadas: ves a mujeres jóvenes bailando, arrojando sus pañuelos en el fuego, y los iraníes liberando a sus camaradas arrestados, están dando una paliza a las milicias del gobierno y dejando una cosa muy clara: ¡No solo estamos recuperando a Irán, queremos recuperar nuestra dignidad!