El país ha acogido a más ucranianos que cualquier otro país. Otra ola de refugiados podría abrumar a la república en términos de política humanitaria y de seguridad. Los gritos de ayuda van hacia Bruselas.
En Chisinau, capital de Moldavia, comenzaron a ahorrar a gran escala. La capital se sumió en la oscuridad, a pesar de que Chisinau no es más iluminada por la noche en varias áreas /LP7D/Stock/
El gobierno moldavo ha sabido que su falta de energía es su primer enemigo, no sólo desde que inicio la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero ahora el país tiene un «segundo enemigo», dice la ministra del Interior, Ana Revenco: el comienzo del invierno. Debido a que el suministro de energía es inestable los recortes en servicio van en aumento como las tarifas del mismos y con ello la inseguridad ha crecido por la falta de energía y los delitos cometidos por los refugiados aumentan.
Lo primero de lo que la gente de Chisinau comenzó a hablar fue que crecería en esta oscuridad. Ya no puedes dejar tu coche en el patio. Debe pedirle a su, hermano, padre que se reúnan en la parada del autobús. La debe estar acompañada hacia y desde las actividades extracurriculares. El hijo tampoco está seguro en un mundo así.
El Banco Mundial calcula que cerca del 41% de su población del país vive con menos de 5 € al día, la cifra más baja entre las de todos los Estados del continente europeo. Moldavia tiene cerca de tres millones de ciudadanos.
Recuerdo los momentos en que en la oscuridad un chico escuchó una solicitud para invitarlo a un cigarrillo, nunca hubo garantía de que esta reunión terminaría con una pausa para fumar y una corriente de alquitrán. «Manos arriba, esto es un robo» – lo más probable.