La guerra entre Rusia y Ucrania que no tendrá final en el campo de batalla y no vislumbra un desenlace diplomático tiene ahora una estrategia del recién elegido presidente brasileño Ignacio Lula da Silva que se ofrece a mediar y sugiere fundar un «club de la paz».
Lula logró la atención del mundo al solicitar la conformación de un grupo de países para sentarse a la mesa de negociación con Rusia y Ucrania. Brasil, menciona a aquellos estados que, aunque condenan la agresión rusa, no participan de las sanciones occidentales ni en las entregas de armas /LP7D/
Lula expresa que Rusia cometió el error de «invadir el territorio de otro país» y «Si uno no quiere, dos no discuten» Dicen que «la guerra comenzó porque Ucrania quería unirse a la OTAN» y en la solución se deben discutir causas y antecedentes. Lula condena la guerra de agresión de Rusia, pero no es tan claro en la interpretación de occidente que cree que no existe suficiente consideración a los intereses rusos.
Los expertos internacionales en política exterior Michael Roth y Jürgen Hardt tienen posiciones encontradas; no es justo pensar que «de alguna manera los ucranianos posiblemente tengan la culpa» según Roth, Lula hizo «más difícil posicionar a la comunidad internacional entorno y en contra de las acciones ilegales de Rusia»
Algunos piensan que Lula está sirviendo a la propaganda del Kremlin. La mayoría de los informes en los medios occidentales hacen periodismo unilateral y las negociaciones se desacreditan y se presentan como una narrativa de Putin, mientras que la lógica de la guerra y las entregas de armas son en su mayoría acogidas sin pensar.
Lula es malicioso y atrevido, pero ha hecho más que algunos de los avezados lideres de la UE que no han sabido más que hacer envíos de armas sin solución.
La guerra se introduce en un tiempo de desgaste en el que ninguna de ellas gane con claridad, el suministro de armas solo prolongará una situación de dolor y sangre con los consecuentes costos para la estabilidad internacional. Tan comprensible puede resultar apoyar a Ucrania, como irresponsable seguir incondicionalmente la ‘retórica de su victoria’ y alimentarla con mayor entrega de armas.
Debe potenciarse las negociaciones diplomáticas y la reconciliación de intereses como la mejor estrategia.
Esta guerra solo terminará con una solución diplomática. Ninguna de las partes podrá impulsar las máximas exigencias. Con toda probabilidad, finalmente habrá una Ucrania neutral que no caiga claramente bajo la esfera de influencia occidental o rusa. Ciertamente, esta no es una solución ideal, pero, por supuesto, da un mal ejemplo a nivel internacional y exige dolorosas concesiones de Ucrania en particular. ¿por qué no explorar las oportunidades que podría ofrecer la iniciativa de Lula?