Ayudas a un pueblo indígena estacionado en un parque de Bogotá,con miembros contagiados de Covid y negado a realizarse pruebas.

Centenares de integrantes del pueblo indígena Embera, expulsados de su territorio por la violencia que azota al país, viven en carpas improvisadas con plásticos negros en el Parque Tercer Milenio, en el centro de Bogotá, en plena pandemia de coronavirus.
Allí no existe ningún tipo de salubridad, mujeres embarazadas, menores de edad y adultos mayores. “Tenemos 423 personas en esta toma, somos 145 núcleos familiares”, manifestó Leonel Campo, vocero de los indígenas, quien agregó que no quieren albergues temporales sino una “vivienda digna por tiempo largo”.
El Cabildo Mayor Indígena Katio Zona Alto Andagueda mostró su apoyó al Distrito e hizo un llamado a las familias que se encuentran en el Parque Tercer Milenio a no continuar en este campamento poniendo en riesgo la seguridad y la vida de mujeres embarazadas y menores de edad.
La mayoría proviene de Chocó y Risaralda, zonas donde hay una fuerte presencia de grupos armados que los amenazaron antes de salir.
“Chocó es una zona roja y venimos acá desplazados, luchando por nuestras necesidades”, detalla Rosa, una indígena que arribó a Bogotá con su hijo y un sobrino, ambos de menos de 10 años.
Los indígenas, que denuncian haber sido desalojados violentamente y en múltiples ocasiones por la Policía Nacional, afirman que aún esperan soluciones gubernamentales que sean duraderas.
El secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, asegura que los indígenas se han rehusado a ser trasladados a albergues temporales en Ciudad Bolívar y Mártires. “Muchos están bajo liderazgos no constructivos y terminan exponiendo su vida y salud”, afirmó.