La economía contraída estima 44 millones de personas sin trabajo, 18 millones más que en enero de 2021
Más de 250.000 fallecidos, pobreza y desigualdad, borran una década de lentos avances sociales.
En sus barrios marginales, con saneamientos precarios y donde la población vive amontonada, se propagaron en paralelo el virus y la desesperación por la falta de dinero a causa de la brutal reducción de la actividad económica por las medidas ante la pandemia.
Miles de familias se han visto ante el dilema de llenar el estómago o ponerse a salvo del contagio, y en el peor de los casos, no han podido eludir ni el hambre ni la enfermedad.
Estado insuficiente
Esta región representa 9% de la población mundial y, no obstante, ha contribuido a cerca del 40% de las muertes por la pandemia en los últimos dos meses.
“En ausencia de una reacción de políticas eficaz, a nivel regional podemos hablar de un retroceso de hasta 10 años en los niveles de pobreza multidimensional”, dice Luis Felipe López – Calva, de ONU.
Gobiernos han dado marcha atrás a la flexibilización de los largos confinamientos, sucede desde Chile hasta México, de la misma manera han implementado ayudas para los sectores de menos recursos, que a menudo son exiguas o no llegan a todos.
Chile y Perú, aprobaron leyes para retirar un adelanto de las pensiones, que aportó un alivio inmediato aunque según expertos mellará los ya frágiles sistemas de protección social en el futuro.
“La cuarentena y la pandemia ponen de manifiesto realidades de siempre que se profundizan. Se visibiliza la injusticia estructural”, dice a la AFP Lorenzo de Vedia, el padre Toto, en la Villa 21, una barriada de Buenos Aires.
Nuevos pobres
Casi dos tercios de los trabajadores actuales están expuestos a quedar sin empleo, perder horas de trabajo o ingresos, advierte por su parte la Organización Internacional del Trabajo.
Como resultado, la epidemia expulsará de la clase media a 45 millones personas, para sumar 231 millones de pobres, 37% de la población, dice la Cepal.
A la precariedad laboral o la deficiente atención sanitaria se pueden sumar peores registros de muertes por enfermedades tratables como el dengue, de la violencia doméstica y del abandono escolar.
En países como Guatemala y El Salvador, enormemente dependientes de las remesas -en mínimos históricos-, la violencia de las pandillas se recrudeció después de una baja al principio de la pandemia.
Se propuso períodos de gracia en créditos a pequeñas y medianas empresas, políticas fiscales y monetarias expansivas que sostengan un periodo más largo de gasto y acceso al financiamiento en condiciones favorables para países de renta media, en particular para el Caribe, muy golpeado además por los efectos del cambio climático.
Tras seis meses de pandemia, los contagios superan los 6,4 millones en 620 millones de latinoamericanos.