Australia y Nueva Zelanda desde el 19 de abril viven escenas emocionales, familias divididas al cierre de fronteras por 400 días se reúnen aun sin la esperanza de un regreso a la normalidad prepandémica.
El turismo regresará abiertamente en 2022/balat.com
Nueva Zelanda ha ordenado cierres parciales en cuatro ocasiones debido al miedo a los virus en los estados australianos, el más grave de los cuales obligó a Melbourne a cerrar esta semana.
Un aumento en los casos de COVID-19 en Taiwán hizo estallar su burbuja con la pequeña nación del Pacífico de Palau la semana pasada, mientras que Hong Kong y Singapur han estado luchando para mantener un acuerdo de viaje libre de cuarentena durante seis meses.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, se aprovechará de la burbuja trans-Tasmania este fin de semana, cuando viaje a Nueva Zelanda por primera vez desde que golpeó la pandemia para conversar con su contraparte kiwi, Jacinda Ardern.
Si bien las sólidas cifras del turismo interno en Australia y Nueva Zelanda muestran que los turistas siguen dispuestos a tomarse un descanso en tiempos difíciles, los datos también muestran que muchos siguen desconfiando de utilizar la burbuja de los viajes internacionales.
«Reconocemos que esto es un momento difícil. Es perturbador y probablemente sea caro si se hospeda en un alojamiento pagado; esa es una de las realidades de viajar en la era de COVID».
Tourism New Zealand reconoció que tal temor causaría una interrupción temporal y llevaría a un enfoque de «esperar y ver» entre los posibles pasajeros.
Pero dijo que las llegadas al mercado australiano se habían recuperado al 50%, y lo describió como «un gran resultado y una fuerte contribución».
«En términos generales, hemos visto un gran aumento en el interés», dijo el gerente general en Australia, Andrew Waddel.
«Varias personas están aceptando la oferta y reservando vuelos a Nueva Zelanda».