- Por Nelson Rojas Osorio*
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Adelantando trabajos de reportería en la recolección de información para un libro que próximamente saldrá a circulación, he tenido contacto con diversos excombatientes de las Farc, que siempre ponen sobre la mesa un tema del que hoy en el país, no aterrizamos en las dimensiones que se requiere.
Se trata de los diferentes frentes, ya activos nuevamente; de lo que hoy se denominan las disidencias de las Farc, grupos que entraron en algún momento al proceso de Paz del presidente Juan Manuel Santos y que volvieron al monte; unos por incumplimientos del Gobierno y otros porque nunca estuvieron de acuerdo con dejar las armas.
De hecho, en diferentes entrevistas que pude adelantar en su momento con guerrilleros de base, a pocas semanas de entregar las armas, nunca negaron la posibilidad de volver a la lucha armada, como plan de vida.
En las bases de las Farc siempre tuvieron esa opción entre la lista de posibilidades. Mientras que en la cúpula del Secretariado y en el discurso político nunca lo aceptaron; hoy es apenas obvio que, con Iván Márquez, Santrich y alias el Paisa, nuevamente instalados en las selvas colombianas; otra era la realidad y el convencimiento en dicho momento.
De hecho, fuentes consultadas dan como uno de los motivos de la muerte aislada de algunos excombatientes, la violación de secretos sobre la ubicación de algunas caletas que ya no fueron encontradas con sus correspondientes contenidos.
Motivados por lo que denominaron la segunda Marquetalia, Márquez y compañía, avanzan en la segunda etapa del proceso que por ahora está basado en el reclutamiento de mas guerrilleros por convicción y obligación; y reasegurando su sistema financiero, especialmente basado en el narcotráfico, nuevos focos de extorsión y recuperando armas y caletas que estratégicamente fueron escondidas en diferentes regiones del país, como punto de quiebre sí el proceso de Paz no llegaba a feliz término.
De hecho, fuentes consultadas dan como uno de los motivos de la muerte aislada de algunos excombatientes desde fuego amigo, por la violación de secretos sobre la ubicación de algunas caletas que ya no fueron encontradas con sus correspondientes contenidos.
Ante ese panorama lo que se viene a muy mediano plazo, es que, aunque dichas disidencias anunciaron que sus acciones serán orientadas más en contra de la oligarquía, el Gobierno Nacional y menos contra sus propios hermanos de clase; es indudable que tener en sus filas a Hernán Darío Velásquez Saldarriaga alias el ‘Paisa’; no es precisamente una garantía para ponerlo cuidar cultivos y hortalizas en medio de la manigua. Vale la pena revisar los últimos hechos de violencia en el municipio de Algeciras, para hacernos una idea.
Fiel a su principio sanguinario y cruel, alias el Paisa, ya visto por inteligencia del Ejército y campesinos en los límites de Caquetá y Huila; nada bueno a nivel de operativos armados debe esperarse cuando llegue la etapa de ofensiva de dichas disidencias; momento en el que esperan bautizar su agrupación con golpes que podrían llamar incluso la atención internacional.
Hoy todo el país y con razón no habla sino de Covid-19 y sus correspondientes afectaciones. La atención del Gobierno está orientada en dicha pandemia a donde dirige sus acciones y recursos: mientras que los frentes de la disidencia fariana se siguen ampliando, organizado, rearmando y sobre todo planificando su accionar, de cara a la estrategia de relanzar su movimiento ante la opinión pública nacional.
Obviamente en nuestras fuerzas Armadas de la Policía y el Ejército Nacional, sus departamentos de inteligencia trabajan sobre este tema; pero seguros deben estar de no descuidar sus bases, ni comandos móviles y municipales; en donde no se debe bajar la guardia, ni la confianza debe estar a la orden del día.
Igualmente, la población civil tampoco debe desestimar las orientaciones de las autoridades, gobernantes nacionales, regionales y locales deben aprender de los errores del pasado, mientras que dirigentes, ganaderos y comerciantes de alto vuelo, deben adoptar sus propias medidas de seguridad. La historia ya está repleta de casos para lamentar.
Además, ya en el Guaviare, Meta, algunas zonas de Cundinamarca; Santander, Cauca, Caquetá y Huila, han tenido que lidiar con acciones de estas agrupaciones delictivas basadas en luchas subversivas.
Sin duda alguna, el anuncio de que las nuevas Farc, no generarán acciones operativas de resultados dolorosos para la sociedad colombiana es una verdadera falacia que no se la creen ni los mismos exguerrilleros; que son precisamente quienes, a través de varios testimonios, llaman a mantener bien abiertos los ojos ante lo que ellos han denominado: La trampa siniestra de las disidencias de las Farc.
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Próxima columna: El sofisma de los 32 millones de sueldo de un congresista colombiano.
- *Comunicador Social y Periodista. UCC.
- Especialista en Gobierno y Gestión Pública. U.Javeriana.
- Maestrante en Gobierno del Territorio y Gestión Pública U.Javeriana.