Será el 25 por ciento de impuesto a las exportaciones canadienses y mexicanas a EE. UU. desde el primer día de su segunda presidencia. La guerra comercial está presente y condicionada a que los dos países aumenten sus compromisos con la seguridad fronteriza internacional.
La tormenta diplomática crece. Canadá ha reaccionado y su ministro Justin Trudeau llamó al presidente electo en cuestión para hablar sobre una mayor vigilancia fronteriza. Si bien la mayor parte de la atención sobre la crisis de la migración ilegal tiende a centrarse en el vecino del sur de Estados Unidos, los encuentros con inmigrantes ilegales en la frontera canadiense aumentaron hasta un 600 por ciento entre los años fiscales de 2021 a 2024.
Canadá tiene problemas en su economía dado que tres cuartas partes de sus exportaciones se destinan a EE. UU. y con ello el electo presidente intentará poner fin a la crisis migratoria. Trudeau sin liderazgo y sin argumentos parece estar sometido, la atención se centrará sin duda en la principal ruta de tráfico hacia el sur de Estados Unidos. No es ningún secreto que la negligencia de la administración Biden en la frontera sur desencadenó una crisis migratoria sin precedentes, pero al final del mandato de Biden, que ha caído en desgracia, vale la pena hacer un balance de la magnitud de la catástrofe. Desde la investidura de Biden en enero de 2021, la Patrulla Fronteriza ha informado de 8,72 millones de encuentros con inmigrantes ilegales a lo largo de la frontera suroeste.
En burla (la administración Biden habría permitido la migración desde el séptimo continente, pero las caravanas de pingüinos emperador suelen recorrer menos de 160 kilómetros).
Ahora Trump está de vuelta y la expresión más clara del poder estadounidense está, una vez más, en el extremo de su pulgar.