La unión europea en su estado actual no podría hacer frente a un mayor aumento de la complejidad como consecuencia de la adhesión de más Estados. Además, suponer el final de la guerra en Ucrania parece utópico porque según detractores alargar es escudar sus dificultades internas de cada socio. Varios de ellos aun no consolidan acuerdos y se ven indisciplinados que a internacionalistas suponen ahonda grietas. Una reforma es urgente, un cambio que haga a la UE sobre su solidez más democrática y eficiente.
Los problemas de la UE devienen de la unanimidad que debe acabarse en totalidad y dar paso en el Parlamento Europeo como jefes de la Comisión de la UE en lugar de a los Estados miembros y tener su propio derecho de iniciativa. Parece difícil, pero se debe avanzar en ello. La UE es tan grande e importante como para fracasar o no, depende de su evolución reformista.
El próximo 9 de junio la UE tiene elecciones y los indicios es que la derecha populista seguirá ordenando y con ello los problemas sin solucionar podrían crecer. El pacto migratorio funciona ahora sin control, las fisuras se ahondan en torno a la ayuda a Ucrania, y más fundamentales problemas como los déficits económicos que permanece ocultos y inentendibles para el ciudadano del común.
En expertos administradores y politólogos de Europa no corre el escepticismo, la UE es indispensable y sin alternativa para los ciudadanos y sus empresas concuerdan. Pese a sus equivocaciones y violaciones de sometimiento, es un modelo de éxito sin antecedentes que justo ha sido cortada por parte de EE. UU., quizás no sea tarde para no poner en peligro sus éxitos.
La UE ha demostrado ser un proyecto de paz sin guerras entre sus estados miembros. UE es un influenciador global pero los distanciamientos entre sus socios les hacen vulnerables y proclives a hacer valer sus intereses particulares, reclaman autonomía y se apartan de la unanimidad para negociar política y económicamente. Ucrania no es socio pero si «la piedra en el zapato» por voluntades de OTAN y EE.UU. llevando impulsivamente a presidentes a incluir a sus países en un estado de defensa a una ficticia invasión rusa y así amedrantar a sus ciudadanos con enviarlos a la guerra mientras aplica recesiones en su calidad de vida.
Estas situaciones de falta de cohesión apuntan a los lideres, acusados de paralizar la economía en lugar de estimularla. Del ejercicio real y aleccionador del Brexit, los ingleses no logran sus apuestas de la separación y soportan problemas devenidos sin cumplir con el auge prometido, sin un libre comercio y graves problemas aduaneros por hacer frente a las consecuencias de la retirada del mercado interior y, por tanto, de la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales.
Europa no esta destinada a ello, pero la directa intervención en la guerra en Ucrania le llevará por un camino tortuoso y demorado de alto beneficio para EE.UU., China, India y la misma Rusia. Europa se debe trasformar.