Trump quiere hacerse a Gaza mientras el mundo árabe se tensiona, se siente agraviado, y provoca respuestas, Gaza administrada por EE. UU. como territorio en fideicomiso encuentra rechazo en el mundo árabe. La propuesta de Trump tiene ahora un rechazo generalizado en el mundo árabe. Es obvio que al primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu le gustó la idea. Esto también era previsible.
En LP7D la idea parece buena, paz, reconstrucción, un paraíso, pero probablemente no será factible. Los palestinos de la Franja de Gaza, liderados por Hamás han llegado a un callejón sin salida total. En algo más de 20 años, han transformado la Franja de Gaza en una fortaleza en gran parte subterránea e inexpugnable desde la que lanzar ataques con cohetes y ataques terroristas contra Israel.
Tras el sangriento ataque terrorista del 7 de octubre de 2023, llegó la reacción esperada de Israel y la Franja de Gaza es ahora un verdadero “campo de demolición”, como lo expresó Trump. Si dejamos la Franja de Gaza en manos de Hamás y de las organizaciones de ayuda internacionales, el drama de los últimos años se repetirá en algún momento. La esperada desilusión entre los palestinos y Hamás aparentemente no se ha producido.
Salir de esta situación implica que de manera no muy convencional EE. UU. tomará posesión de la Franja de Gaza como una especie de territorio en fideicomiso. La población será primero reubicada en países vecinos, como ya se les ha invitado y entonces vendrá la reconstrucción y después de unos años los palestinos podrán regresar, pero ¿a qué precio y condiciones?
En primer lugar, es sacar a los palestinos de la lucha por su tierra al menos por dos décadas y mientras se incluirán en proyectos de estructuración civil, comercial y turística, comercial que podrán ver con mayor importancia que la encarnizada lucha por la tierra. Es una Gaza mediterránea al estilo Dubái. ¿se sentirán nuevamente los palestinos como en casa en la Franja de Gaza después de años de exilio en campos de Egipto y Jordania?
Pero el sueño norteamericano tiene grandes precipicios, no funcionará. Ni Egipto ni Jordania y ningún país de la región están dispuestos a aceptar grandes cantidades de palestinos. Los palestinos son demasiado radicales y la fuerte influencia musulmán es grande y trae mayores riesgos. Pero igual en principio los habitantes de la Franja de Gaza van a negarse a ser transportados a cualquier otro lugar.
Trump provoca y busca persuadir a países para que acepten temporalmente a los aproximadamente dos millones de residentes de Gaza amenazando con aranceles y suspendiendo la ayuda económica, surge un problema mayor ¿cómo lidiar con Hamás?, ¿cómo lograr lo que hasta ahora Israel no?
Sin población civil y sin entrada de ayudas los extremistas de Hamas se rendirían sin condiciones de subsistencia, agua y alimento en principio. Pero nadie asegura que se sucedan ataques de emboscada y llegue un momento en que nadie quiera involucrarse más allí. Hamás intenta evitar es que “su” Franja de Gaza se convierta en una Riviera rica y turística. Su condición de prevenir les limita crear algo constructivo.
Trump no se abocará a un fracaso similar a Irak y Afganistán e incluso lo que ya está sucediendo ahora en Ucrania. Está demostrado que la fuerza no es el camino y él lo entiende bien.
Nadie asegura que la trasformación de dos décadas mínimo en Gaza sea un encuentro con un nuevo estilo de vida, una nueva visión cultural que incluso la determinaría como la Nueva Franja de Gaza.
La presión es muy alta y Trump no va más allá de las palabras que amedranten y de alguna manera se haga sentir el todo poderoso al que es mejor estar aliado y todo ello por una razón única, China.