Los jueces de la Corte Penal Internacional – CPI, con su determinación de librar orden de detención contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, está presionando más al mundo y sus lideres a que se haga viable una salida diplomática.
Tras las investigaciones de un equipo de la ONU, del posible traslado forzoso de niños ucranianos en las zonas bajo su control en Ucrania y en su territorio, la CPI determina que ese hecho constituye “crimen de guerra” contra la humanidad, “ciertos aspectos suscitan cuestiones relativas a este tipo de crímenes”, “vamos a continuar con nuestras encuestas si nuestro mandato es prolongado” , “las situaciones examinadas relativas al traslado y deportación de niños de Ucrania hacia la Federación Rusa violan el derecho internacional humanitario y constituyen crímenes de guerra”.
La comisión ONU no ha logrado verificar los 16.221 niños que según Kiev han sido deportados a Rusia. Pero sí acusa a las medidas jurídicas y políticas tomadas por responsables rusos para agilizar estos traslados y un decreto presidencial de mayo de 2022 que facilitaba la concesión de la ciudadanía rusa a ciertos niños.
Para Rusia es irrelevante al no pertenecer a esa institución y es improbable que el presidente determine salir de su país en medio de la situación, pero si constituye un el elemento diplomático, el ultimo quizás para acercar a las partes.
Estados Unidos es uno de los países que no pertenece a este organismo de la Justicia internacional. No ratificó el tratado para ser miembro, de tal forma que no sus presuntos crímenes de guerra en Irak o Afganistán no han podido ser encausados en la Haya.