Horas después de la orden de Putin de desplegar fuerzas armadas «para garantizar la paz» en el Donbass en la capital de Ucrania, los reservistas de 18 a 60 años deben acudir al alistamiento militar.
La crisis no se detiene, el presidente ruso dice estar dispuesto a encontrar «soluciones diplomáticas» con Kiev y Occidente sobre la crisis ucraniana, pero se mantiene firme en un punto obligatorio: los intereses y la seguridad del país «no son negociables».
Kiev anunció la movilización de los reservistas, su parlamento aprobó la imposición de sanciones a 351 ciudadanos rusos y el Consejo de Seguridad de Ucrania ha pedido el estado de emergencia en el territorio, medida que los legisladores deberán ratificar en un plazo de 48 horas.
La situación empeora tras la cancelación de la reunión de los secretarios Antony Blinken de EE.UU. y el canciller ruso, Serghiei Lavrov.
La respuesta de Rusia a las sanciones occidentales será «fuerte y dolorosa». Así lo afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú.
Rusia evacua a su personal diplomático de Ucrania lo que hace creer que la invasión llegará hasta la capital ucraniana. La bandera rusa ya no ondea en el edificio diplomático.
Pekín se queja de que Estados Unidos está «echando leña al fuego» de la crisis ucraniana.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, cree que una «invasión a gran escala» de Ucrania por parte de Rusia es «probable» dentro de las 24 horas.