Su protesta son el motor de cambio de América Latina
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Los cambios importantes en países se suceden muy rápido y como en Chile, se obligó a la redacción de una nueva Constitución, han sido liberadas por jóvenes
Guatemala, que suspendió la aprobación de unos polémicos presupuestos; Perú, donde el presidente interino Manuel Merino tuvo que renunciar. Esta nueva generación, principalmente personas que han nacido a partir de los años 90 y que por tanto no han vivido los traumas de la dictadura, protestan contra un sistema que consideran injusto y corrupto.
Ha habido movimientos más ligeros en Venezuela, Colombia, Brasil, y puramente feministas en México y La Argentina
El estallido social como consecuencia del descontento ciudadano no es ninguna novedad, y menos en América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo. Sin embargo, la frecuencia de las protestas multitudinarias ha ido en aumento en los últimos años.
Una de la zonas con mayor desigualdad en el mundo ha visto en los últimos años el crecimiento de las tasas de pobreza, la extrema derecha, la fragilidad institucional, la falta de oportunidades o la informalidad laboral y la protesta desde caceroladas y protestas pacíficas en plazas hasta saqueos y destrucción de mobiliario público. Todo ha generado un contexto más incierto y una situación de descrédito de la democracia por su incapacidad de dar respuestas adecuadas a los problemas de la población.
