Las mujeres iraníes llevan años protestando contra el patriarcado y la dictadura islámica. Esta vez la muerte de Mahsa involucró el descontento político, social, económico, las pocas expectativas de vida…
No es que sea una revuelta de las mujeres como las anteriores, porque ésta es la primera que está liderada por ellas, la chispa ha sido la muerte de Mahsa y el régimen no imaginaba que podría ocurrir esto. Mahsa murió en manos de la policía de la moral sólo porque llevaba mal el pañuelo, pero lo llevaba /LP7D/ junior report/
Los padres, maridos y abuelos secundan que las mujeres no son personas de segunda categoría y tienen los mismos derechos. Además, la gente ha salido no sólo por el hiyab, que es el símbolo de la protesta, sino porque están hartos de 43 años sin tener expectativas de vida. La gente joven no puede casarse porque no tienen como vivir, estudian, pero no tienen salidas profesionales, no tienen libertades… Les falta todo lo que queremos todos.
La gente ya no está pidiendo cambios en el régimen, sino un cambio de régimen. Quizás hoy no, pero esto es una piedra en el camino para derribarlo.
Lo que ocurre en Irán puede repercutir en Afganistán, Arabia Saudí, Turquía… seguro el régimen no se dejará morir gratuitamente y la única arma que tiene ahora es la represión. Morirá matando sin importar el número.
La comunidad internacional ni los medios esperaban que la revuelta durara tanto tiempo, se están moviendo intereses detrás. Irán es uno de los países con más reservas de gas y petróleo y ahora que Rusia ya no es aliada de Occidente se necesita estar seguro de que se podrá acceder a ellos.
Algunos países no quieren que Irán llegue a ser una democracia porque esto podría ser un ejemplo para el resto de su espacio, un espacio donde Estados Unidos tiene muchos intereses estratégicos.
Hay una parte de Occidente que reclama no tratar con el régimen y añadir más sanciones, pero está comprobado que el embargo y las sanciones afectan a la población más pobre. En Irán existe una gran capa social que se ha beneficiado de las sanciones habidas durante los últimos 40 años.
En Irán la mayoría de los universitarios son mujeres, pueden conducir, pueden votar… Es verdad que sufren otras muchas discriminaciones, pero tenían unos márgenes de libertad que en otros países islámicos no se dan.
En Irán no ha habido injerencia extranjera. Ahora bien, quiero destacar la valentía de las mujeres iraníes y afganas. Esto podría ser una mecha que comienza, toma fuerza y llega a Afganistán.
En Irán no son árabes, pero sí forman parte del mundo islámico. Lo que ocurre es que la Primavera Árabe quedó en nada y aquí seguramente puede quedar en nada ahora, pero en algún momento la semilla conseguirá el objetivo.
El simbólico apoyo del mundo está bien cada uno desde su plataforma intenta apoyar de la mejor forma que cree. Las mujeres piden que no las abandonen, pero debemos ir más allá. Si esto fuera y en paralelo las instituciones decidieran ir y hacer una evaluación independiente de lo que le pasó a Mahsa sería diferente. En definitiva, está bien cortarse el pelo en ese momento, pero ahora estamos en otra fase.
Muchas empresas de telecomunicaciones no quieren hacer nada con Irán porque temen las sanciones económicas. Además, temen que les estén escuchando las conversaciones…
Ahora las mujeres son increíblemente valientes. Van con lo que son, con su cuerpo, y se ponen delante de armas. No tienen miedo a nada. Es la primera vez que hay esperanza de que algo se puede cambiar, aunque saben que no será inmediato porque el régimen no hará las maletas. La emoción de sentir que cada día que salen hay más personas es importante, la esperanza hace mucho.