El ciclón, deja 18 victimas mortales en Nicaragua, 14 en Honduras, 2 en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, otros 2 en Guatemala, 1 en Panamá y otro en El Salvador.
EFE
Desde la semana anterior avanzo por el Caribe tocó tierra continental el martes en la madrugada por Norte de Nicaragua como huracán categoría 5 -la máxima en la escala Saffir-Simpson-, Iota, inundó viviendas y extensas regiones de cultivos, derribó árboles, dejó incomunicados decenas de poblados y provocó daños en carreteras.
En Nicaragua la región norte y su principal ciudad, Bilwi, tiene 40 mil personas afectadas y el muelle en total destrucción.
En Honduras, su capital Tegucigalpa, el crecimiento de los ríos causó pánico en un millón de habitantes, orientados por la policías y militares desalojaron a decenas de miles de personas de los cerros de mayor inseguridad. Las inundaciones causan graves daños en el productivo valle de Sula, en las proximidades de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país.
Ahora IOTA, se ha degradado a tormenta tropical y se mantiene a unos 35 km al noroeste de San Salvador
En San Salvador, aunque el peligro de las lluvias se mantiene, el “trabajo de prevención”, con evacuaciones oportunas, evitó una mayor tragedia.
La OEA pidió el miércoles a las instituciones financieras y de desarrollo internacionales a brindar acceso rápido a recursos para los países afectados por las dos tormentas para labores humanitarias y de reconstrucción, dos días después de que los presidentes de Honduras, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica clamaran ayuda internacional ante la devastación causada por los huracanes.
“La lección que deja Iota y Eta es que los gobiernos tienen que mitigar la pobreza que vuelve vulnerables a millones de personas porque, a falta de recursos, construyen viviendas en zonas vulnerables” ha dicho una fuente oficial