¿Está Rusia ahora dirigida por alguien que contemplaría el uso de armas nucleares sin ninguna gran preocupación? Sobre Ucrania, Vladimir Putin ha dejado caer algunos indicios bastante importantes de que está preparado para cruzar ese Rubicón estratégico.
Apenas unos días antes de la invasión de Ucrania, Rusia y su aliado Bielorrusia participaron en ejercicios nucleares. Al anunciar la invasión en sí, Putin se refirió deliberadamente a la posición de Rusia como “una de las potencias nucleares más poderosas del mundo”. El presidente ruso pareció reservarse la opción nuclear como respuesta a un “ataque directo a nuestro país”./ Democracy Now
Pero advirtió siniestramente que aquellos que intenten “obstaculizarnos” en Ucrania podrían enfrentar “consecuencias mayores que cualquiera que hayan enfrentado en la historia”. Rusia, se temía, también podría tomar medidas preventivas. En su transmisión al pueblo ruso el 21 de febrero, Putin también sugirió, falsamente, que el liderazgo ucraniano estaba tratando de obtener sus propias armas nucleares.
Las preocupaciones sobre las intenciones de Putin aumentaron aún más poco después del lanzamiento de la invasión de Rusia. Las fuerzas nucleares de Rusia, declaró Putin el 27 de febrero, habían sido puestas en alerta máxima.
Esto, afirmó el presidente ruso, fue una respuesta a las “declaraciones agresivas contra nuestro país” por parte de “altos funcionarios de los principales países de la OTAN”. La especulación en esa ocasión se centró en cómo los líderes rusos se habían asustado por la severidad de las sanciones económicas y el lento progreso en el campo de batalla.
¿Fue la orden de Putin una “distracción”, como la describió Ben Wallace, el secretario de defensa del Reino Unido? ¿O fue, lo que es más preocupante, indicativo de las acciones a las que Putin podría recurrir si estuviera frente a la derrota?
El pensamiento nuclear de Rusia
Parte de la respuesta a estas preguntas radica en la estrategia militar rusa. Las posiciones conocidas nos permiten hacer ciertas suposiciones sobre cómo Rusia podría usar armas nucleares. En este sentido, es útil diferenciar entre armas nucleares estratégicas y subestratégicas (táctico-operativas).
Las armas nucleares estratégicas cumplen dos funciones principales. En primer lugar, actúan como elemento disuasorio, como máxima garantía de supervivencia frente a una amenaza existencial para el Estado ruso, incluido un ataque decapitador por parte de otra potencia nuclear.
En segundo lugar, esta categoría de armas ayuda a Moscú a hacer la guerra en condiciones favorables. La mera amenaza de usar capacidades nucleares estratégicas proporciona una herramienta poderosa para mantener a las partes no deseadas fuera de un conflicto, lo que permite a Rusia llevar a cabo operaciones militares activas por otros medios.
Mientras tanto, las armas nucleares subestratégicas han desempeñado un papel cambiante en la doctrina militar rusa. Durante la década de 1990 y principios de la de 2000, estas capacidades estuvieron en el centro de la postura militar de Rusia cuando Moscú trató de compensar las deficiencias estructurales de sus fuerzas convencionales.
Algunos estrategas rusos sugirieron que el uso nuclear limitado era una propuesta racional. Cambiaría el rumbo de una guerra en la que, de lo contrario, la superioridad de la fuerza convencional de la OTAN podría haber dado la victoria a la alianza.
El amplio programa de reformas de defensa lanzado en 2008 restauró el poder convencional de Rusia y relegó el papel de las armas nucleares tácticas y operativas. Recientemente un debate ha surgido en torno a la denominada “doctrina de escalar para desescalar”, según la cual Rusia podría usar armas nucleares tácticas al principio de un conflicto para lograr una victoria rápida.
Esta hipótesis, sin embargo, se basa en terrenos inestables. Las declaraciones rusas no ofrecen evidencia definitiva de que tal posición realmente exista en su doctrina militar. También se basa en dos premisas falsas: que la fuerza convencional es inadecuada (quizás alguna vez fue el caso, pero ya no) y que la represalia nuclear es improbable (esto nunca se puede suponer en el duro mundo de la disuasión nuclear).
También vale la pena señalar dos características adicionales del pensamiento militar ruso. El primero, es la categorización de la guerra en cuatro niveles. Estos son conflictos armados “de escala limitada” (principalmente aplicables a guerras civiles), así como guerras locales, regionales y de gran escala, cada una de las cuales absorbe diferentes configuraciones de estados y sus aliados. Todos implican apuestas más altas y exigen un compromiso militar creciente.
En segundo lugar, y relacionado, el ejército ruso parece estar actuando sobre la base de una escala de escalada bastante precisa, pero estática . El uso nuclear aparece bastante tarde en esa escala y está indisolublemente relacionado con el riesgo de Armagedón. Este es el único escenario que Rusia realmente teme. Ambas observaciones apuntan al uso nuclear como último recurso.
Implicaciones para Ucrania
Al aludir a una escalada nuclear desproporcionada, Moscú quiere limitar (o incluso revertir) la interferencia occidental en Ucrania, para que el esfuerzo bélico ruso sea más sostenible. El arma más poderosa de Occidente en la actualidad son las sanciones en lugar de la intervención militar.
Esto conlleva sus propios riesgos. Si tales medidas realmente causaran el “ colapso de la economía rusa ” a corto plazo y amenazaran la supervivencia misma del orden interno, la élite rusa podría llegar a percibir que esa amenaza existencial hace que la victoria en Ucrania sea vital, a toda costa.
En estas circunstancias, un ataque nuclear limitado para demostrar resolución o romper la resistencia ucraniana no sería inconcebible. Por lo tanto, es crucial que las sanciones sigan orientadas a poner fin al esfuerzo bélico de Rusia, no a derrocar al régimen de Putin.
Pero estos escenarios quedan lejanos. Desde una perspectiva puramente militar, la guerra actual en Ucrania se encuentra entre el nivel local y el regional, según la taxonomía rusa. Ninguno de los dos pide el empleo de armas nucleares tácticas y operativas en objetivos ucranianos. En un futuro próximo, es más probable que la continua capacidad ucraniana de resistir la invasión rusa se encuentre con un aumento gradual del personal ruso y la potencia de fuego convencional, apuntando a la infraestructura civil.
Y más allá, que no debemos asumir que las armas nucleares vendrán a continuación. Los funcionarios estadounidenses también advirtieron sobre la disposición de Rusia a recurrir a la guerra química y biológica. El ejército ruso tiene muchos ” medios desagradables ” para buscar la victoria en Ucrania.
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