Múltiples arrestos de miembros del partido gobernante por parte del ejercito
Ha sido sólo seis años de democracia comandada por Suu Kyi. En su momento fue vista como un icono de la lucha por la libertad tras década y media de arresto domiciliario. Sin embargo, en los últimos años, su reputación ha sufrido un gran menoscabo a nivel internacional por su aquiescencia con la campaña de limpieza étnica cometida por los uniformados contra los rohinyá. En 2017, los militares mataron, hirieron o violaron a cientos de miembros de esta perseguida minoría musulmana, y unos 700.000 de ellos buscaron refugio en la vecina Bangladesh.
“Tengo la sensación de que nadie podrá controlar realmente lo que vendrá a continuación. Y recuerden que Birmania es un país inundado de armas, con profundas divisiones étnicas y religiosas, donde millones (de personas) apenas pueden alimentarse” escribió en twitter el historiador Thant Myint-U.
Durante la madrugada, los militares arrestaron a la líder de facto de la nación y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y a otros importantes representantes políticos y civiles. También declararon el estado de emergencia y asumieron el control político del país durante un año.
Estos comicios fueron los segundos celebrados de forma libre desde que en 2015 comenzó la frágil transición de casi medio siglo de juntas militares hacia la democracia.
El jefe del Ejército, Ming Aung Hlaing, dijo que se debería abolir la Constitución si ésta no se cumple, lo que se interpretó como una amenaza velada a un posible golpe de Estado.
Ante los crecientes rumores, varias delegaciones diplomáticas expresaron el viernes su apoyo al proceso de cambio y pidieron a los militares que respeten el veredicto de las urnas.