“Muchos de estos hombres, mujeres y niños están sujetos a una violencia inhumana”, dijo el Papa Francisco. “Una vez más exhorto a la comunidad internacional a cumplir sus promesas y encontrar soluciones comunes, concretas y duraderas, para gestionar los flujos migratorios en Libia y en todo el Mediterráneo”.
El mensaje del pontífice llega cuando Italia ve un aumento en las llegadas de migrantes desde Libia, y el debate dentro de una UE dividida se desplaza hacia los migrantes que ingresan a las fronteras orientales del bloque con Bielorrusia.
Italia y la Unión Europea han financiado, capacitado y equipado durante años a los guardacostas libios para interceptar a los migrantes que se dirigen a Europa en embarcaciones improvisadas.
Los interceptados en el mar y devueltos a Libia son recluidos en centros de detención en condiciones deplorables.
Una cumbre de dos días de líderes de la UE que finalizó el viernes reveló las continuas divisiones entre países sobre cuestiones migratorias. Varios estados miembros de la UE, incluidos Polonia y Lituania, pidieron que el bloque financie barreras para detener a los miles de migrantes que buscan acceso a Europa a través de Bielorrusia.
Las llegadas a Italia desde el Mediterráneo se han duplicado en lo que va de año a 50.500 frente a 26.000 en el mismo período del año anterior.