Extrema seguridad, Emmanuel Macron, comprometido a reforzar la seguridad en las escuelas, cementerios y lugares de culto
En la iglesia de Saint-Sulpice, un servicio de seguridad verifica los sacos y mochilas en la entrada, donde no faltan dispensadores de gel hidroalcohólico. Una vez dentro, hay una silla vacía entre cada asistente para respetar la distancia de seguridad.
«La misa de hoy está marcada por dos hechos», «Por la crisis sanitaria y el confinamiento que justo acaba de empezar, y por un hecho aún más dramático: los atentados de estos últimos días, con los cristianos como blanco simbólico»
Y es que el reciente ataque, la semana pasada, perpetrado dentro de la basílica de Notre-Dame de Niza está muy presente entre los franceses, conmocionados aún por la decapitación de un maestro, Samuel Paty, justo el día que empezaban las vacaciones de Todos Los Santos. A todo esto, ayer por la tarde un individuo atacó a un cura ortodoxo en Lyon mientras cerraba su iglesia y en los últimos cuatro días ha habido varios intentos frustrados de ataques con arma blanca en París, Lyon y Avignon.
«Es triste que tenga que haber un cordón policial alrededor de la iglesia, en pleno centro de París, para poder venir a practicar nuestra religión».
«Los franceses estamos al borde de un ataque de nervios»
«Tengo la sensación de que vuelve el horror. Macron dijo que hay que aprender a vivir con el virus, pues también debemos aprender a vivir con esta forma de acto de terrorismo».