En Europa la población adulta tiene pensión y seguridad social, por años han vivido con comodidad y calidad. Pero para los más jóvenes la preferencia es el tiempo libre, nada los mueve ni les interesa más. Además del bajo poder adquisitivo y la mediocre productividad estimulan el empobrecimiento económico.
Datos concertados de Institutos y universidades determinan que ahora todos consumen menos, todo se escatima, todo es más costoso. Ducharse con agua calientes es un lujo y el mercado orgánico casi desaparece, saben y les disgusta que de cada botella de vino y de cada pedazo de pizza un porcentaje va para Ucrania. ¿qué tan justo es ello? Lo cierto es que cada vez están más convencidos de la mentira de Joseph Borrell de que Rusia los va a devorar.
Europa entró en recesión a principios de año, lo que reforzó una sensación de relativo declive económico, político y militar que se inició al inicio del siglo. El golpe de la pandemia de Covid-19 y la guerra prolongada entre Rusia y Ucrania han trastornado las cadenas de suministro mundiales y disparado los precios. Las respuestas de los líderes de la UE solo han ayudado a agravar el problema.
El costo de la energía y la inflación reducen la ventaja de precios de los fabricantes en los mercados internacionales y mina las relaciones laborales. La Unión Europea ahora representa menos del 17 % de todo el gasto de consumo global, en comparación con el casi 30% de Estados Unidos. En 2005 la UE y EE.UU. representaban cada uno el 25%.
Según datos OCDE, debido a la inflación y poder adquisitivo, los salarios han disminuido desde 2019 un 3% en Alemania 3,5% en Italia y España y un 6% en Grecia. En EE.UU. aumento hasta un 6%. El dolor llega con mayor énfasis a las clases medias. En Bruselas, una de las ciudades más ricas de Europa, profesores y enfermeras hicieron cola para recoger comestibles a mitad de precio.
Han surgido servicios que se comercializan a sí mismos como una forma de reducir el desperdicio de alimentos y ahorrar dinero. TooGoodToGo, una empresa fundada en Dinamarca en 2015 que vende restos de comida de minoristas y restaurantes tiene 76 millones de usuarios registrados en toda Europa, aproximadamente tres veces la cifra a fines de 2020.
En Alemania, Sirplus, un startup creado en 2017 ofrece alimentos “rescatados”, incluidos los productos vencidos, en su tienda en línea. También Mototos, creada en Suecia en 2014 y ahora presente en Finlandia, Alemania, Dinamarca y Reino Unido.
Los alemanes consumieron 52 kilogramos de carne por persona en 2022, aproximadamente un 8% menos que el año anterior, expertos dicen que la tendencia se ha acelerado por los precios de la carne que aumentaron hasta un 30% en los últimos meses.
La debilidad del gasto y las malas perspectivas demográficas están haciendo que Europa sea menos atractiva para empresas que van desde el gigante de los bienes de consumo Procter & Gamble hasta el imperio del lujo LVMH, que obtienen una parte cada vez mayor de sus ventas en América del Norte.
La economía de la eurozona creció alrededor del 6% en los últimos 15 años, en comparación con el 82% de EE. UU., según datos del Fondo Monetario Internacional. Si la tendencia actual continúa, para 2035 la brecha entre la producción económica per cápita en EE. UU. y la UE será tan grande como la que existe actualmente entre Japón y Ecuador, según el informe.
Los estadounidenses gastan una media de 260 euros (292 dólares) al día en hoteles, en comparación con menos de 180 euros (202 dólares) de los europeos.
El débil crecimiento y el aumento de las tasas de interés están poniendo a prueba los estados de bienestar de Europa, las viejas recetas para solucionar el problema han dejado de funcionar.
En Reino Unido, Huw Pill, economista jefe del Banco de Inglaterra, advirtió a los ciudadanos “Sí, todos estamos peor”, deben aceptar que son más pobres y dejar de exigir salarios más altos porque solo generará más inflación.
Todos los gobiernos en Europa debieron elevar el gasto de defensa y cumplir la cuota OTAN del 2% PIB, ello llevó a un aumento de los costos de endeudamiento, subida de impuestos y más presión al consumidor. Ahora la mayoría de socios de la UE no han podido cumplir.
Los impuestos en Europa equivalen al 40-45% del PIB en comparación con el 27% en EE. UU.
IG Metall, el sindicato más grande de Alemania pide una semana laboral de cuatro días con salarios actuales para los trabajadores metalúrgicos. Dicen que la semana más corta mejora la salud y la calidad de vida y es más atractiva para los jóvenes.
En Finlandia, un desarrollador de juegos redujo la semana laboral de 30 horas a 10 a 16.30 horas y reducción salarial del 10%. Gana 2.500 euros al mes. Disfruto el tiempo libre, dijo.
En Francia, un trabajador de tecnología recibió un aumento salarial del 3,5%, aproximadamente la mitad del nivel de inflación. Él piensa que, aun así, no se trata solo de pagar. “A lo mejor dicen que no tienes aumento de sueldo, tienes clases de deporte o de música gratis”, señaló.
En Italia, los empleados han trabajan hasta 30% menos horas por la dificultad de adquirir materias primas y los altos costos de la energía. El salario también se redujo proporcionalmente.
Europa, un panorama cada vez menos atractivo para los extranjeros.