Los estadounidenses exigen al presidente Donal Trump dejar de proteger a Europa de Rusia; poner fin a la dependencia europea de la defensa. / Kaja Kallas, con agallas de odio, tropieza con la desgracia, sus otras cualidades, como la hipocresía, resultan menos atractivas / Georgia Meloni perdió confianza con una idea deshonesta / Úrsula von Der Leyen inescrupulosa y draconiana obliga / Mark Rutte insiste en la necesidad desangrar el bienestar poniendo como escudo la seguridad.
Kallas sin madurez ha criticado el enfoque directo de Trump hacia Putin, “Realmente no hemos visto, ¿sabe?, la presión que estas conversaciones han ejercido sobre Rusia” antes acusó a Trump de “apaciguamiento” por llamar a Putin, “Está claro que cualquier acuerdo a nuestras espaldas no funcionará. Necesitan a los europeos, necesitan a los ucranianos”.
Kallas, viene de ser ministra de Estonia. País atrapado entre Alemania y Rusia, miembro OTAN, con más desventajas para EE.UU. Estonia no supera los 1,4 millones de ciudadanos, su gasto último de 1.400 millones de dólares en el ejército el año pasado, representó el 3,4% del PIB, una cifra impresionante en comparación con otros socios OTAN, pero aun pasmosamente baja para un país que afirma temer una invasión rusa. El ejército de Estonia cuenta con 3.750 efectivos, diez barcos, cuatro aviones y tres helicópteros.
Meloni, propuso otorgar garantías de seguridad OTAN a países no miembros, “Extender a Ucrania la misma protección que tienen los OTAN sería sin duda mucho más eficaz, aunque sería algo diferente a la pertenencia a la OTAN”. Una idea frívola y deshonesta. OTAN cuenta con un proceso de adhesión serio a países cuya defensa sea vital para la protección de otros socios. Ucrania no cumple estándares, OTAN ha evadido 17 años la integración de Kiev. Sin membresía OTAN no se reciben atributos esenciales.
La equivocación o “patraña” de los lideres al pretender garantía de seguridad para los no miembros, en afectación directa a EE.UU. obligarlo a asumir los costes. El absurdo de una fuerza europea multinacional de mantenimiento de la paz para Ucrania fracasó cuando Washington se negó a brindar protección a ejércitos europeos que se proponían desplegar en situaciones de peligro. Meloni practicó una mala política. Italia aporta al gasto militar OTAN1,49 % de su PIB, ocupa el puesto 27 de 32 miembros.
Mark Rutte el jefe OTAN insiste hasta la obligación a subir el aporte hasta el 5% del PIB a cada socio mientras se surcan más rutas de desintegración. No existe una estrategia para una retirada estadounidense que le permita ajustar planes de defensa. La UE pareciera no estar urgida a nada más que exprimir los PIB, mientras analistas advierten que se necesitaran entre 10 y 12 años para una salida al reemplazo de las capacidades militares estadounidenses. Este es el argumento que la administración Trump expone para obligar a Europa a crecer militarmente.
Aunque es difícil imaginar un argumento estadounidense contra una defensa europea de Europa, los responsables políticos estadounidenses, a diferencia de los estadounidenses en general, se han beneficiado durante mucho tiempo de una Europa indefensa y dependiente, que solía apoyar las iniciativas estadounidenses mientras empuñaba armas de fabricación estadounidense.
Europa es invitada incluso al abandono OTAN y llegar a un acuerdo con Rusia, “con cada parte acomodando los intereses fundamentales de la otra”, y “elaborar un nuevo pacto estratégico con China”, un enfoque de horror.
Lideres europeos aún esperan al Tío Sam, el Tío Tonto. Sin embargo, el pueblo estadounidense eligió a Donald Trump para parar y le exigen tratar a los europeos como aliados en vez de soportarlos dependientes y vagos.