El momento crítico exige transitar por una fina línea que equilibre los mundos de la salud y la economía. Los contagios y la pobreza, crecen cada día como los muertos.
La indudable estela de pobreza es ahora el más grande desafío del gobierno que amenaza una reforma tributaria y sin solución aún a los estragos en la salud.
Pero también recrudece la violencia y narcotráfico que no ceden mientras el gobierno a través de su ministro de defensa inculpa a los colombianos, todos.
No sólo es absurdo sino deprimente y más, devela inoperancia y derrota de la administración.
Los agravios y amenazas de los ministros contra los ciudadanos no son consecuentes con el panorama complejo que analista e investigadores nos muestran, pues según sus perspectivas tan nocivo es el prolongado confinamiento como la permisiva apertura sin dejar de lado los otros problemas sociales que impactan negativamente. El país se siente entre la espada y la pared, la perplejidad de un anunciado futuro peor después de la pandemia.
Ante un país descuadernado política y jurídicamente los ciudadanos deben preparase para enfrentar sus propios retos sin ceder en su legitimidad de derecho y en consecuencia de los agravios pretendidos so pretexto de un momento de afectación mundial que merece la atención y colaboración de todos y no de los más necesitados.
Equilibrio en uno de los momentos más críticos de la humanidad.