A la edad de 13 años, Gladys Fogge sufrió un accidente automovilístico: un automóvil que circulaba a gran velocidad la golpeó.
Tras el accidente, una serie de interminables operaciones y tratamientos, Gladys ya no puede caminar. Está confinada a una silla de ruedas. Los médicos le diagnosticaron parálisis de las extremidades inferiores. También dijeron que es poco probable que vuelva a caminar.
Antes del accidente, la niña se dedicaba a bailar y planeaba conectar su vida con el escenario. Pero los médicos le pidieron que no se hiciera ilusiones.
“Empecé a bailar a los siete años”, dice Gladys. – Soñaba con actuar en el escenario, pero cuando me anunciaron el diagnóstico, no pude recuperar el sentido durante mucho tiempo. Fue difícil de comprender.
Ya confinada a una silla de ruedas, Gladys una vez pudo ver una actuación de artistas alemanes, entre los que se encontraba una bailarina discapacitada.
– Y entonces me di cuenta – Yo también puedo hacer eso – continúa la francesa. – Y comencé a entrenar y ensayar.
Primero encontré un maestro, y luego apareció un compañero de baile: el artista de la Ópera de París, Maxim Thomas.
Estoy asombrado por la fuerza de voluntad y el espíritu de Gladys – dice Maxim sobre su compañera teatral. – Esto demuestra una vez más que nuestras fuerzas son inagotables, y no sabemos de lo que es capaz nuestro cuerpo, estando en tal o cual situación.
Los ensayos de la pareja se llevan a cabo en un horario casi diario. Su coreógrafa y maestra, Cathy Mepuis, dice que esta es la primera vez que trabaja con una persona con discapacidad. Y estoy seguro de que en el futuro esos bailarines ya no serán percibidos como algo inusual.
– A través de la danza, Gladys aprende a aceptar su cuerpo, a amarlo. Por supuesto, fue difícil para ella, pero ahora nada le molesta, no se siente especial – dice la coreógrafa.
Este año los bailarines ya han planeado varias actuaciones, incluidas giras por países europeos.