La vida nos exige constantemente que tomemos una posición tanto en asuntos públicos como privados y de las crisis que nos gobiernan finalizando el 2022. De cómo se siente cada individuo frente a situaciones en las que invocan “derechos Humanos” que occidente dice perseguir con nobles motivos mientras las tradiciones culturales del otro lado del mundo se comportan como una barrera.

La mayoría de los individuos probablemente afirmamos posicionarnos en función de los hechos: miramos las cosas y luego decidimos cómo nos sentimos con ellas. ¿Recuerdan? Como en la escuela, leer, analizar y decidir, el preciado método inductivo.
Pero ahora la deducción, también surge como un innovado estilo que se impone y se ha extendido en nuestras sociedades en las que todo resulta valido desde el principio de paciencia y derecho, si pasas y retornas interminablemente de izquierda a derecha o contrario y si saltas de un lado a otro y usas tu cuerpo como la circunstancia para abonar a la ciencia destrozando su propia identidad que es confusa y que ahora es tan valida como los imbéciles que se ofenden por la intolerancia de los inteligentes y ordenadores del pensamiento que hacemos los imaginarios sociales.
Qatar ha sido el último escenario para atender las campañas contra las violaciones de los derechos humanos, los resultados de su efectividad vendrán más tarde cuando haya pasado la onda del mundial de futbol y las celebraciones de navidad en la cristiandad y su año nuevo.
El término “Violación de Derechos Humanos” ahora genera gran divergencia en Europa y el mundo árabe. Los europeos ahora ven el término como el deber moral y político, al respeto como individuo, a una afirmación permanente de la propia imagen en defensa de los valores universales.
En los países árabes, el término “Derechos Humanos” empieza a extenderse y entenderse como una expresión ideológica de la continua voluntad de dominación provocando un rechazo con resentimiento incluso de aquellas culturas que han prosperado después de su liberación del colonialismo y que ahora exigen reconocimiento global.
El mundo árabe está de júbilo con los triunfos deportivos en Qatar de Marruecos y Arabia Saudita, se expresaron a su manera en las calles de Europa hicieron resonar la satisfacción de que este tipo de poder de Occidente está llegando al límite.
El argumento cultural de países no occidentales, con frecuencia expresan razones para no incluirse en una ley universal que miran arbitraria por su concepción occidental.
Subestimar sociedades e individuos por el no entendimiento occidentalizado de los “Derechos humanos” no es suficiente para imponer un sistema internacional de normas que incluya la protección de todos los pueblos autóctonos, ancestrales, migrantes.
El uso de los “Derechos Humanos” como escudo para violentar tradiciones se suceden a toda hora y en todos lados. Paso en Qatar, continúa sucediendo en la guerra de Ucrania, alimentan la xenofobia, destruyen para vender, exponen sin escrúpulos la vida de millones de personas que son vistas apenas como un efectivo instrumento.
Las voces que denuncian son desestimadas y acalladas bajo la sombra del miedo.