La encrucijada como resultado de las repercusiones intervencionistas de Estados Unidos, China y Rusia crea turbulencias así como la guerra ruso-ucraniana y la caída de la Unión Europea, el 2023 será un año de desaceleración económica.
2022 era el año de la recuperación de la economía global de los embates de la pandemia de COVID-19. Pero la guerra entre Rusia y Ucrania alimentada por Estados Unidos y Europa hizo que el mundo económico siguiera un rumbo de incertidumbre.
La Guerra de Ucrania y las consiguientes sanciones occidentales contra Rusia incrementaron las tensiones geopolíticas, catapultando los precios de la energía y los alimentos a niveles récord, y perturbando las cadenas de suministro.
La confrontación económica y política entre Estados Unidos y China, apuntan a una ruptura comercial que afectará en más de un billón de dólares el PIB mundial.
Mientras China enfrenta una situación de salud por contagios de covid, activa su participación comercial en el sur asiático presionará su relación con Taiwán y asistirá a Rusia con la adquisición de más gas y petróleo.
Estados unidos lucha contra con una inflación histórica, la división política, las intensas olas de migrantes indocumentados y sin oficio que aumentará su problemática social junto al creciente consumo de narcóticos.
Europa se enfrenta a las consecuencias de sus propias decisiones comerciales, pagará muy caro el haber perdido su autonomía en la Unión Europea y el empuje suicida de la OTAN a una guerra que si bien le libera de la dependencia energética rusa la obliga a una situación de crisis económica y social.
Israel con su nuevo gobierno de derecha pone a Europa en la encrucijada que deberá votar a su favor por las mismas causa que lo han hecho en contra de Rusia. El conflicto religioso también hace prever una confrontación furiosa que pudiera encender una guerra en la región con las consecuentes afectaciones económicas.